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En 2013, Hugo Chávez (murió ese año) lo nombra como sustituto a Maduro, quien gana las presidenciales de abril de ese año con apenas 1% a su opositor Henrique Capriles.
Pero es en 2014 cuando se inician los desafíos. Se inician las manifestaciones antigubernamentales con saldo de 43 muertos.
Se derrumban los precios del petróleo, que generan 96% de las divisas del país, y se agrava la escasez de alimentos y medicamentos.
El chavismo sufre la mayor derrota electoral de su historia en las legislativas de 2015. La coalición opositora MUD gana la mayoría calificada del Parlamento.
Al año siguiente, 2016, se produce un choque de poderes. La oposición asumió el control del Parlamento, pero fue declarado en desacato por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), servil al régimen de Maduro.
Durante casi todo 2016, la oposición intentó revocar el mandato de Maduro a través de un referendo y manifestaciones. Pero el poder electoral y la justicia (chavistas) lo frenaron.
En 2017, el TSJ se atribuye facultades del Parlamento y el 1 de abril estallan protestas que dejaron unos 125 muertos. En julio de ese mismo año se instala la chavista Asamblea Constituyente, con poder absoluto. Esta fue desconocida por la comunidad internacional.
En mayo de 2018, ante una oposición fracturada, esa Constituyente decidió adelantar las presidenciales, con Maduro como candidato.
Fracasa un diálogo entre opositores y el gobierno sobre garantías comiciales.
El chavismo impone la realización de las elecciones para mayo de las que no participaron los opositores denunciando el “fraude” de todo el proceso.