Confirman el involucramiento de políticos en devolución de cocaína

Una serie de allanamientos se hicieron ayer en Pedro Juan Caballero, incluso en la Gobernación de Amambay, en busca de los 252 kilos de cocaína desaparecidos de la Jefatura de Policía y del narco a quien fue devuelta la carga, Clemencio González Giménez.

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Los procedimientos simultáneos se iniciaron alrededor de las 7:00, cuando fueron rodeadas la residencia particular y otras seis propiedades del supuesto narcotraficante “Gringo” González, en el barrio Jardín Aurora de la capital amambaiense, y también la casa de los padres de uno de los tres policías detenidos por el caso, el suboficial 1° de Policía Santiago Ferreira Coronel, en el barrio San Gerardo. Los cateos se produjeron cuatro días después de que trascendiera la vinculación de “Gringo” con el caso.

Las intervenciones fueron encabezadas por los fiscales Samuel Valdez e Ysaac Ferreira, así como por el jefe del departamento Investigación de Delitos, comisario principal Gilberto Fleitas; el jefe del departamento Contra Delitos Económicos y Financieros, comisario principal Abel Cañete, y agentes de la oficina regional local del departamento Antinarcóticos. El nuevo jefe de Orden y Seguridad de Amambay, comisario principal Walter Vázquez, también actuó con la comitiva.

Los uniformados dijeron haber ido en busca específicamente de “Gringo” González, quien según la confesión del oficial de guardia de la Jefatura en el momento de la desaparición de la cocaína, el suboficial 2º Luciano Valenzuela, fue el que recogió las seis bolsas repletas del estupefaciente, en la madrugada del sábado último, a bordo de un automóvil Volkswagen Cross-fox rojo.

Según la investigación, el rodado era manejado por el hijo biológico pero no reconocido de “Gringo”, Édgar Ramón López, con orden de captura por narcotráfico, y quien estaba acompañado de su pareja, María Elizabeth Ferreira Coronel, detenida ayer.

La mujer es, coincidentemente, hermana del suboficial involucrado Santiago Ferreira Coronel, actualmente preso en la Agrupación Especializada de Asunción junto con sus camaradas del Grupo Especial de Operaciones (GEO) Lucio Natividad Recalde Melgarejo, quien también cargó sobre sus hombros las bolsas de cocaína hasta el patio de la Gobernación, y Celso Fleitas, quien proporcionó la llave de la armería donde estaba resguardada la carga.

Siempre según el hilo de la pesquisa, fue el mismo suboficial Santiago Ferreira Coronel el que abrió el portón de la Gobernación, cuya sede se encuentra pegada a la Jefatura de Policía, para que ingresara al recinto el coche rojo en el cual estaban “Gringo”, su hijo y su nuera.

Los policías que investigan el caso revelaron que otra coincidencia detectada es que uno de los funcionarios de la Gobernación, que estaba encargado del portón por donde fue sacada la droga, resultó ser nada menos que hermano del suboficial de Policía Cristóbal Arévalos. El uniformado, a su vez, era hasta hace pocos días custodio del concejal departamental liberal César Augusto Quevedo Isnardi, quien junto a su colega colorado José María Luis Bogado Martínez supuestamente intentaron impedir, incluso con amenazas de muerte y exhibiendo potentes armas, el decomiso de la carga de cocaína –ahora desaparecida– el 10 de enero pasado, cuando efectivos de Antinarcóticos se cruzaron con ellos en la estancia “Camba Cua” de Zanja Pytã.

Con estos elementos, los investigadores prácticamente cerraron, al menos de manera preliminar, la investigación en torno al decomiso y la posterior devolución de la droga. Para las autoridades no caben dudas de que los dos concejales departamentales eran los encargados de recoger las seis bolsas de cocaína descargadas de una avioneta en la estancia “Camba Cua” de Zanja Pytã y que tenían la misión de transportar el estupefaciente hasta la base de operaciones, aún no localizada, de la red dirigida por el capomafioso ahora prófugo Clemencio González Giménez, alias “Gringo”.

Igualmente, para los investigadores resulta obvio que el suboficial Santiago Ferreira Coronel fue el principal nexo con la organización de “Gringo” para materializar la devolución de la droga, a cambio supuestamente de 250.000 dólares en efectivo, monto que el agente ni siquiera llegó a cobrar.

Los lazos familiares directos entre el portonero de la Gobernación y el custodio de los concejales involucrados tampoco resulta ser una simple coincidencia para la Fiscalía y la Policía.

Por otro lado, el director saliente de la Segunda Zona Policial, comisario general Pedro Leguizamón, destituido por el escándalo con la droga, pidió ayer al comando institucional que investigue profundamente lo ocurrido con la droga.

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