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Roberto Osorio Romero, tras ser detenido el viernes último en Ciudad del Este, se había mostrado en todo momento tranquilo sobre su posible destino procesal, hasta que al día siguiente el juez Hugo Sosa Pasmor ordenó su remisión a la Penitenciaría Nacional de Tacumbú. El magistrado se allanó así al pedido de los fiscales de Delitos Económicos Luis Piñánez y Aldo Cantero.
Según admitió el suboficial, él gestionó ante Petropar la activación de las 186 tarjetas magnéticas de uso libre y con líneas de crédito limitadas para la carga de combustible, pero por orden de su jefe, el comisario principal Juan Mendoza.
Incluso, Osorio aseguró haber entregado los plásticos a Mendoza y que hasta ahí se dio su participación en el caso.
El agente ahora encerrado sostuvo que el destino de esas tarjetas y el uso que le dieron a las mismas ya no es su responsabilidad. Se refirió a los G. 1.159.242.441 de consumo que generaron esas tarjetas, que habrían sido empleadas para la extracción de dinero y no para la carga de combustibles.
Para Roberto Osorio y sus abogados, “la cuestión es sencilla”, según había declarado el uniformado en la sede de Justicia Policial: el caso será resuelto cuando Petropar informe quiénes y en qué estaciones de servicio se utilizaron esas tarjetas.
Insinuó que los que retiraron el dinero con los plásticos podrían ser personas cercanas o personales a cargo del propio comandante de la Policía, comisario general Francisco Alvarenga.
Explicó que Petropar debió haber registrado los datos de las personas, pero también dijo temer un posible “arreglo” entre el comandante de la Policía y los funcionarios de Petropar, cuyo titular es Rómulo Alfredo Campos Krauer.
Por otro lado, la fiscalía maneja el dato de que Osorio no figura como contribuyente, pese a que supuestamente también trabaja como contador, por lo que se podría configurar una evasión impositiva.
Su esposa, Ada Liz Da Rosa Franco, quien dice ser ama de casa, sí tiene RUC como “venta al por menor de otros productos diversos, bazar, mercería, santería”.