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“Apuesto a que van a meter otra vez la pregunta de la reelección, dije, y ustedes van a hacer adivinanza”, bromeó, en ese entonces ante los periodistas.
“Estoy en otras y ustedes me insisten con eso. Les quiero mucho, pero vamos a cambiar un poco las preguntas”, fue otro de los pedidos que efectuó.
En los mismos términos se refirió su asesor político Darío Filártiga al señalar que “el Presidente lo que habla es del presente. Así como están las cosas hoy la Constitución impide la reelección”.
“No es el momento de hablar de eso, es el momento de trabajar. Este año el Presidente dio instrucciones claras: vamos a ocuparnos de cumplir con las promesas. Este es momento de trabajo, no de distraer la atención en una cuestión que en este momento no puede darse”, insistió el asesor político de la Presidencia de la República ante la consulta de los periodistas.
Pese a todos estos juramentos y expresiones de desinterés a la reelección, el tiempo se encargó de dejar en evidencia que se trataba de palabras falsas. En menos de ocho meses, el presidente que juraba por Dios no buscar la reelección, el sábado agradeció a los convencionales colorados por imponer como mandato imperativo el apoyo a dicha figura, y con sanciones de por medio.