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Estimado Sr. Director:
Por tercera vez le pido el derecho a réplica, y que me dé un lugar destacado en su apreciado diario.
Es la séptima nota periodística que el periodista que desayuna arsénico y eructa resentimientos me dedica por una cuestión mínima. ¿Será que su diario tiene lugar para eso, no tiene nada más importante?
El título de su columna “Este Jaeggli” me da la posibilidad de que yo haga un racconto cortísimo de mi vida de 67 años. Como empresario comencé con una empresa de cinco empleados y con el esfuerzo y los años esta se convirtió en una de las empresas que más paga impuesto a la renta (estamos dentro de las primeras quince) y que en estos 40 años dio trabajo y casas, y felicidad a muchas personas; hoy yo ya no estoy, mi hijo ocupó ese lugar.
Como deportista, tuve un gran éxito, incluso en el extranjero, gané todas las categorías, y el rally del Chaco.
Como político que comencé en el 90, fundé un movimiento absolutamente liberal dentro de ese partido, y contra viento y marea fui Senador cabeza de lista (no con lista sábana) por quince años ocupando y presidiendo varias veces la comisión de hacienda, obras públicas, bicameral de presupuesto también presidente, viceprimera y culminé como presidente del Congreso en un momento muy delicado por las elecciones; mis funciones fueron felicitadas por todos los senadores que me aplaudieron al dejar ese cargo.
Mis actuaciones en política me reconocen mi coherencia. Cuando el Gral. Oviedo intentó insubordinarse, yo y otros pocos nos quedamos día y noche en el Congreso hasta que volvió la calma, y fui el primer Senador en ir a proteger al Presidente. Ahí me pusieron el mote de wasmosysta.
Pero cuando le sacan de carrera al Gral. Oviedo, inhabilitándole y le atropellan la casa, también fui el primero en llevarle mi adhesión a este. Ahí me tildaron de oviedista, y me valió la pelea con Wasmosy.
Pero en donde Ud. es testigo y actor, es en la elección de Yoyito Franco para Vice, Ud. lo trajo a Daniel Isa, y financió la campaña que nos costó 1,2 millones de dólares que Ud. me cobró con la venta del cementerio del este. Pensamos que si ganara Franco le pediría la presidencia ya que él no debería ocupar ese cargo sino que debía de llamar a elecciones.
En el marzo paraguayo Ud., yo y Rafael Saguier tomamos la misma postura, alto precio tuvimos que pagar. A Ud. se les rebelaron algunos que les era imposible digerirle a Oviedo, y este desayunador de arsénico muy ofendido dejó su diario y se fue a otro.
Pero no quedamos contentos con tragar el sapo de González Macchi. Y Rafael Saguier y Este Jaeggli empezamos a conspirar para golpear a ese presi trucho y volver a la institucionalidad, el asunto era de levantar a los tanques y atropellar la Policía y disparar una bala de fogueo al Congreso. Empezamos a sumar a una gran cantidad de personas con diferentes partido e ideología. Sin la cautela que requería el caso, antes de ser sorpresivo todos sabían que se estaba formando y tardó 4 meses, Ud. fue el tercero Director; nos prestó 50.000 US$ para comprarnos equipos vhf celulares para así conectarnos. El golpe salió mal, aunque el Presidente estuvo a un paso de tomar el yate e ir a Clorinda.
Rafael cae preso y como había estado de excepción por el presidente llevaban preso hasta diez días o más, yo me preparé mi bolsón de Lacoste , con las ropas que se usan en la cárcel y por dos semanas las tuve debajo de mi cama. Las dos veces que me incluyeron en la lista tuve la suerte que Calé me borró de ella.
Pero Ud. creerá que me voy por las ramas, no quiero llegar a que si las causas no prescriben el delito continúa, y según el resentido de su periodista y su juez Becker parecería que no. Si ellos ganan, nosotros, Ud. y yo deberíamos ir a Tacumbú, Ud. por financiar una revolución. Y yo como autor moral, Rafael es actor material, pero nos dejó infelizmente.
Como consuma una persecución, estoy sumando todas las letras que se escribieron en mi contra por algo sin importancia. 40 millones. Creo que es un monto pequeño para todo lo que hicimos con nuestra plata y para mantener la institucionalidad. Es como la persecución delirante que se le hace a Galaverna, por llevar una bolsa de galletas a su casa. Ud. cree que en este caso y en el mío debiera existir un juez valiente que dicte una medida cautelar prohibiéndole que publiquen mi apellido en política, modas, sociales y exequias. Aparte voy a probar que existe persecución manifiesta del soplón de camaradas en mi contra, y una vez ganado eso voy a resarcirme con la suma de la que hablé.
En 25 años y sin atracar ni cobrar coimas el sueldo de un Senador no es nada, y cuánto cuesta tener un poco de credibilidad, ese es el capital de un político y este pusilánime me escupe por algo que no era para mi uso y que los documentos están completamente perimidos.
La prensa todavía está con credibilidad, no se deje manipular por un zurdito de cuarta.
Alfredo Jaeggli