Bolivia, convertida en una cárcel, ahora busca ingresar al Mercosur

El rasgo predominante de la izquierda radical es la intolerancia. No acepta el disenso y a partir de allí surge el rechazo a una convivencia política democrática. El Mercosur se convirtió en caja de resonancia de ideologías de izquierda, donde poco importa el tratado que dio nacimiento a un acuerdo regional. Siguiendo los pasos de Venezuela, Bolivia busca ingresar al bloque. ¿Un aporte para fortalecer el Mercosur o una oportunidad para consolidar un proyecto político?

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¿En qué se convirtió el Mercosur? El ideal de un proceso de integración regional no pasó de los enunciados del Tratado de Asunción.

Sin duda alguna, la suspensión de Paraguay del bloque regional no hizo sino confirmar que el camino al infierno está empedrado con buenas intenciones.

En este momento, el Mercosur no pasa de ser un club de presidentes que coinciden con determinada corriente ideológica; para fortalecer el grupo, ahora Evo Morales busca que Bolivia sea parte del mismo.

Nuestro país está en una posición incómoda: estamos en el centro geográfico del bloque y nuestro gobierno no se identifica con la izquierda. Así como van las cosas, la futura administración tampoco tendrá un tinte popular - revolucionario.

En estas condiciones, el riesgo es que la región pretenda mantener una suerte de tutela del Paraguay por la vía de mantener un chantaje comercial en procura de aceptar imposiciones políticas.

El ingreso de Venezuela fue resultado de un pacto comercial del Brasil, poco importan la legalidad y la legitimidad en el momento de sostener el crecimiento de una economía.

Tampoco importa el destino de un país menor, menos aún cuando busca tener resquicios de independencia.

Cada uno de los países que integran el Mercosur optó por dar las espaldas al Paraguay en función a sus propios intereses. No causó extrañeza la traición de nuestros “hermanos”, de hecho ya hicieron lo mismo en 1865.

¿Y Bolivia?

Bolivia está gobernada por una dictadura. Evo Morales y el Movimiento Al Socialismo (MAS) impusieron un régimen totalitario. Las libertades democráticas están cercenadas en forma sistemática y la persecución política es una característica del gobierno que se identifica como bolivariano.

¿De qué democracia se puede hablar cuando no se tolera el disenso? ¿De qué libertades puede hablar Evo Morales si la oposición está encarcelada o en el exilio?

El objetivo de Evo Morales y del MAS es la imposición de un determinado sistema político; para lograr se utiliza la fuerza, no el consenso.

La dirigencia política que no acepta el modelo impuesto es objeto de una despiadada persecución. Ante la ciudadanía el mensaje es muy simple: oposición es igual a cárcel, por lo tanto, mejor permanecer en silencio, con la cabeza agachada.

En Paraguay vivimos 34 años de una dictadura igual de brutal a la que lidera hoy Evo Morales. Alfredo Stroessner se encargó de aplastar todo gesto de disidencia, sin importar las consecuencias.

La dictadura del proletariado no tiene ninguna diferencia de una dictadura militar. ¿Por qué una sería buena y la otra mala?

El camino cortado

El MAS resolvió suspender el asfaltado de la ruta Villa Montes-Tarija, un ambicioso proyecto que habría significado un impacto positivo en primer lugar para el mismo departamento de Tarija.

El MAS no duda en cerrar el camino al Paraguay aunque la propia región tarijeña tenga que pagar las consecuencias.

Este camino era la alternativa que se abría al Paraguay para llegar al Pacífico siguiendo un trazado más corto.

roque@abc.com.py

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