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La marcha presidencial entonada por la banda de músicos apostada frente a la Comandancia de la Policía Nacional anunciaba la llegada del flamante nuevo presidente, acompañado de su comitiva. Descendió frente a la explanada donde le esperaba en formación efectivos del regimiento Acá Carayá y en medio de ellos se hizo paso hasta llegar al atrio, donde el anfitrión, el párroco Óscar González, le dio la bienvenida y lo invitó a ingresar al interior del templo donde ya estaban los invitados especiales, entre ellos varios presidentes de otros países.
Una vez en los respectivos lugares y el momento amenizado con las magistrales interpretaciones de la Schola Cantorum, comenzó el tedeum.
El arzobispo de Asunción, Mons. Edmundo Valenzuela, centró su homilía en los desafíos que esperan al nuevo mandatario y destacó la necesidad de un combate a la corrupción, que solo se puede vencer con el fin de la impunidad.
El religioso rechazó la violencia y abogó por la unidad y la solidaridad entre nosotros; ser hospitalarios con los de afuera, “pero no complacientes con quienes condicionan su amistad con nuestra Nación a una colonización ideológica que intente coaccionarnos para aceptar antivalores como la legalización de aborto o la ideología de género a cambio de ayuda financiera”. Pidió políticas públicas, el vigor de las instituciones, tanto para el pobre como para el rico ciudadano y justicia pronta y barata, realizadas con solvencia e integridad.
“Superemos la desigual e injusta distribución de los derechos y de las cargas en el ámbito judicial. Que se tenga un programa de un verdadero combate a la corrupción y a la impunidad. Tenemos que ser realmente iguales ante la ley del hombre, así como somos ante la ley de Dios”, precisó.
En otro momento, clamó por una política social preferencial de combate a la pobreza de la situación de los más carenciados y enfatizó en la necesidad de privilegiar el bienestar de la pequeña finca familiar.
“Qué bueno es saber que Paraguay a nivel de la OEA y de la ONU, como una fortaleza moral, ha sabido defender la familia, el matrimonio entre varón y mujer y la vida, desde nuestra Constitución Nacional”, sostuvo.
La situación que atraviesan las binacionales, también fue referido por Valenzuela. “Obtengamos todo el beneficio que corresponde al país de estas represas. El diálogo y la toma de decisiones deberán ser para la mejoría del país”, dijo al respecto.
Indicó que en el caso de Yacyretá es claro que el precio de venta del potencial eléctrico producido debe ser establecido con base en lo dispuesto en el Tratado y el producto de la venta debe ser recibido por Yacyretá. En el caso de Itaipú, en el año 2023 se completa la amortización de la deuda y deberá renegociarse la forma de cálculo del precio de la energía, flujo que deberá ser invertido en aquellos proyectos de más alta rentabilidad social y económica. El objetivo en estas negociaciones deberá obtener un precio justo por todas las exportaciones.