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De los 62 integrantes de la Asamblea Universitaria de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), 35 votaron a favor de que los docentes sigan teniendo mayoría en el Consejo Directivo, en el Consejo Superior Universitario y en la Asamblea Universitaria. (Ver infografía).
Los estudiantes pretendían equilibrar la fuerza de los estamentos. Exigían que la Asamblea sea conformada por el rector, vicerrector, tres docentes, dos graduados y dos estudiantes de cada facultad. Sin embargo, los miembros de la Asamblea decidieron mantener a tres docentes por facultad, un estudiante y un graduado de cada institución.
Al enterarse de los resultados, los estudiantes rodearon el edificio de posgrado, sitio donde se realizó la sesión, en el campus de la UNA en San Lorenzo, para impedir la salida de las autoridades.
Incluso los alumnos forzaron la valla de seguridad y hasta el cordón humano que realizaban los guardias privados de la UNA, y lograron avanzar casi hasta la puerta principal de acceso al edificio coreando la frase “¡que se vayan todos!”. Fue duplicado el número de guardias y lograron contenerlos.
De inmediato entraron en acción tres agentes fiscales de la unidad penal 7 de San Lorenzo: Viviana Riveros, Christian Roig y Gerardo Mosqueira. Estos intentaron sin éxito negociar con los universitarios.
Pidieron el ingreso de los agentes policiales, quienes no tardaron ni 10 minutos en llegar. Tampoco pudieron persuadir al alumnado y se retiraron del campus. El diálogo ya no era la salida.
Entonces los decanos realizaron una denuncia formal y por escrito ante los fiscales, y con ese papel en la mano se retiró del lugar la fiscala Viviana Riveros, para formular la imputación contra estudiantes a quienes ya tenían individualizados. También ordenó la captura de ellos y la inmediata acción policial –sin armas– para liberar a las autoridades, quienes estaban en el sitio desde las 8:00.