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“Ya no nos quiere atender porque ipohyieterei la ñande contrario (Óscar González Daher)”. Estas fueron las palabras que le dijo a Alicia Garcete el abogado José Álvarez, concepcionero y secretario del exministro de la Corte Suprema Miguel Óscar Bajac. Para ese entonces ya le habían hecho firmar a Garcete un acuerdo ante escribanía donde ella se comprometía a entregar US$ 500.000; para ese entonces ya había entregado dos cuotas por valor de G. 400 millones y había completado casi 1.200 millones en pagos al entorno que Bajac iba pidiendo.
Su desesperación en la huida del apriete judicial y policial del equipo González Daher la hizo caer en el entorno de quien ella suponía la iba a auxiliar.
“Bajac me atendió, me dijo: “Che rajy, jajapóta nde rehe algo, jahecháta. Mávapa la nde contrario? “Ndaikuaái, creo que son brasileños”, le dije en ese entonces. Pero después a medida que hablamos, había sido que este era más bandido que cualquier otro había sido. Inclusive me pidió que firmara una nota a través de la escribanía de su compadre, este Cayo Estigarribia, un documento donde él iba a recuperarme mis tierras y yo tenía que pagarle 500.000 dólares”.
Dos meses después de firmar el acuerdo pidieron ya el primer desembolso de dinero. No podía vender animales –que ya le habían despojado–, así que acudió a un préstamo. “Conseguí el dinero, presté para pagarle, le llevé un 150 millones en su casa. Nos fuimos yo, mi marido y estaba este José (Álvarez) también. Me fui, entré en su sala, en su quincho. Me hizo pasar en su otra casa, al lado de una piscina, y tenía allí una oficinita, allí le llevé el dinero”. El dineral fue entregado en efectivo.
Doña Alicia recuerda el día de la entrega y describe detalladamente el interior de la residencia de Bajac. “En el quincho hay dos sillones de madera de alto valor, su piscina al lado. Tengo fotos inclusive, nosotros grabamos todo, tiene guardia, una garita enfrente mismo del quincho por donde se entra”.
“Él recibió el dinero en sus propias manos. Estuvo contando la plata allí enfrente mío otra vez, yo, mi marido y este José Álvarez estaban allí presentes. Luego de unos dos meses, me volvió a pedir plata, y ahí ya le completé los 400 millones. Eso le llevé nuevamente a su casa, asimismo como la primera vez, con mi marido, la misma persona, la misma gente que antes pero en otro momento”.
Al ver que no había resultados y habían entregado ya mucho dinero, Alicia Garcete reclamó al abogado José Álvarez (ver abajo). “Me fui y le dije a este señor, porque con José (Álvarez) siempre me iba. Él me dijo: ‘Ya no nos quiere atender porque ipohyieterei ñande contrario’, asimismo me dijo. Me dijo que era difícil conseguir las cosas, me dijo que el contrario era González Daher, inclusive en la grabación se escucha bien eso”.
Garcete llegó a preguntar al abogado y amigo de Bajac, José Álvarez “¿qué posibilidad hay de que me recuperes esa plata que le di a ese señor?”. Me dijo que justamente por eso a él le echó en una oportunidad, y le mandó al diablo por reclamar. Que eso realmente ya no correspondía porque justamente él pudo hacer algo pero que González Daher le apretaba demasiado. Asimismo también está en la grabación”.
“Fueron otros abogados a intentar recuperar por lo menos el dinero, Bajac –aseguran– prometía que devolvería el dinero y nunca devolvió”.
“Es triste. Uno tiene que pasar realmente estas cosas para saber en carne propia cuál es y qué clase de autoridades tenemos, realmente es una lástima, es una vergüenza que uno vaya con confianza, ir, llegar junto a gente que le corresponde hacer bien sus funciones, pero ellos te venden y te compran”. Garcete enfatiza que su familia está lista para empezar de nuevo, reconstruir todo lo que le fue robado, saqueado y despojado. Las tierras de su familia, animales, la chacra, la casa de la estancia, los corrales. Pero que hay algo que le robaron que no podrá recuperar: La esperanza.