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“Yo lo conocí a través de su programa de radio Curuguaty y yo tenía un medio de comunicación en el departamento de Canindeyú. Era un periodista excelente, imparcial, en todo momento informaba de lo que pasaba en el departamento y jamás se prestó a los intereses de terceras personas porque realmente Canindeyú es hoy el bastión del narcotráfico. Había muchas personas interesadas en que él desapareciera, razón por la cual se lo mató. Así como Santiago Leguizamón no respondía a los intereses de los narcotraficantes”, afirmó.
Respecto a las expresiones del ministro de la Corte Suprema de Justicia Víctor Núñez, de que “Medina escribía sobre lo que no conocía”, la profesional del Derecho fue categórica: “Nooo. A mí criterio, él informaba lo que realmente acontecía, él se constituía en el lugar de los hechos y después informaba, él hacía conexión directa con la radio de la cual yo era propietaria y siempre se constituía en el lugar de los hechos y hacía la información como era; jamás se prestó a dar una información que no sea la correcta”, afirmó la abogada Correa.
Denuncias sobre avance de marihuana
Medina se desempeñó como corresponsal de nuestro diario en Curuguaty, departamento de Canindeyú desde 1998. En todos esos años, realizó publicaciones sobre el avance de la producción de marihuana en la zona. En sus escritos mencionaba con nombre y apellido al grupo encabezado por el intendente de Ypejhú Vilmar “Neneco” Acosta.
Los financistas de los cultivos en la mayoría de los casos son narcotraficantes brasileños y algunos capos locales que responden a organizaciones criminales como el Primer Comando Capital (PCC) de Brasil, que surten del producto al mercado de consumo del vecino país.
Cuando las denuncias efectuadas por nuestro compañero a través de sus publicaciones se tradujeron en sucesivos procedimientos de la Policía y de la Secretaría Nacional Antidrogas, que terminaron en el decomiso de miles de kilos de la droga ya procesada y la destrucción de cientos de hectáreas de cultivos, los narcos lo mataron, el 16 de octubre. Lo emboscaron cuando regresaba de una jornada laboral, de la colonia Crescencio González, considerada una de las comunidades de mayor producción de marihuana. Había ido a escuchar una denuncia de campesinos.
Medina fue acribillado, junto a su acompañante Antonia Almada, una estudiante universitaria oriunda de Villa Ygatimí.
El asesinato de Medina obligó a las autoridades a realizar una fuerte incursión en la zona de Canindeyú.