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María Carolina Ruiz Moreno, C.I. 2.378.271, quien se ocupaba de temas municipales, ha dejado de pertenecer al plantel de periodistas de ABC Color por haberse comprobado con evidencias irrefutables lo que nuestro diario considera inadmisibles actos de deshonestidad, faltas graves a la ética periodística y deslealtad con la empresa, con sus compañeros y, especialmente, con el público.
Carolina se puso en contacto con el nuevo intendente de Lambaré, Armando Gómez (PLRA), para pedirle la renovación del contrato de su marido, que figura en la planilla de la Municipalidad desde el 7 de marzo de 2014, con un sueldo de G. 2.000.000 mensuales del dinero de los contribuyentes lambareños.
Gómez, que inició un proceso de depuración interna, encargó a uno de sus asesores que se documentara del caso, gracias a lo cual contamos con capturas de pantalla con profusos intercambios de mensajes de whatsapp y grabaciones que no dejan resquicios de dudas.
Nery Gustavo Paredes Troche, un músico animador, fue “contratado” por la administración del cuestionado exintendente Roberto Cárdenas (ANR) en momentos en que Carolina Ruiz ya cubría la Municipalidad de Lambaré, lo que de por sí creaba un inmediato conflicto de interés.
Pero, además, Nery Paredes nunca se presentó a trabajar, pese a lo cual siguió percibiendo el salario por lo menos durante 21 meses, a sabiendas y para beneficio de su esposa, la periodista que supuestamente tenía la obligación de investigar y denunciar casos de esta naturaleza.
Confrontada con el hecho, Carolina alegó que originalmente era un contrato para “enseñar música”, pero que no le proveyeron “ni el lugar ni la guitarra”, por lo que “no se llegó a concretar”, aunque reconoció que sí se cobró mensualmente el rubro hasta diciembre de 2015.
Nery Paredes ni siquiera tenía la posibilidad física de cumplir trabajo alguno, ya que se dedicaba a la animación musical en diversas ciudades brasileñas y se ausentaba del país por largos períodos, por lo que el sueldo lo cobraba la misma Carolina.
Cuando Cárdenas perdió las elecciones y el nuevo intendente anunció la descontratación de planilleros, Carolina insistentemente solicitó que se mantuviera el contrato de su marido y dejó claro que el mismo tenía como oculta contraprestación sus propios servicios de prensa y producción audiovisual, sin conocimiento y a espaldas de ABC Color, algo absolutamente irregular tratándose de su área de cobertura.
En la grabación de una conversación con el mencionado asesor que estará desde hoy disponible en el sitio web de ABC Digital (www.abc.com.py), Carolina pide mantener los G. 2.000.000 al mes para la cobertura “garantizada” en ABC Color, ABC Digital y ABC Cardinal de los actos oficiales del intendente o G. 4.000.000 al mes si se incluyen también sus actividades políticas. Incluso ofrece mediar para publicaciones en nuestro colega Última Hora, donde “hay un muchacho joven muy guapo” que “no tiene problema” por “un 500.000 guaraní por cobertura”.
Asimismo, ofrece usar sus espacios en el periódico y enviar materiales al sitio de internet para “contraataques” en caso de críticas o cuestionamientos al intendente y su gestión.
Menciona también que Fernando Salcedo, director de Administración y Finanzas de Cárdenas, fraguaba contratos de publicidad con Isidro Sosa, de Radio Ñandutí, de donde obtenía recursos para repartir dinero entre periodistas y asegurar coberturas de eventos. Carolina le recomienda al asesor contactar con Isidro Sosa, porque “él tiene muchos contactos en el medio radial”.
En su descargo Carolina dice que cometió un “error” y que fue víctima de una “trampa”, secundada por Dionicio Arce Jara, secretario de actas del Sindicato de Periodistas del Paraguay, quien también defiende a otro experiodista de ABC, Walberto Caballero, desvinculado tras comprobarse públicamente que pidió dinero a la Secretaría del Ambiente, como si las actuales autoridades del SPP se empeñaran en apañar la corrupción dentro del gremio periodístico, que desafortunadamente también nos toca.
Sin embargo, Carolina Ruiz no puede invocar desconocimiento o ingenuidad, procedió con plena consciencia de sus actos y con evidente intención de ocultarlos, como lo prueba el énfasis que pone en que cualquier pago debe ser a través de su marido y que ella no puede emitir facturas a su nombre ni figurar bajo ningún concepto.
Lamentablemente, nos vemos en la obligación de informar de esta vergonzosa situación a nuestros lectores.