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Cecilia, hija del ex presidente Raúl Cubas Grau y de Mirtha Gusinky de Cubas, fue interceptada en forma violenta por hombres fuertemente armados, quienes se encontraban a bordo de dos vehículos. La camioneta de la joven fue literalmente acribillada a balazos, en procura de detener su marcha y evitar que llegara a su vivienda.
Casi la totalidad de los disparos fueron realizados hacia las cubiertas, mientras que las balas del M-16 fueron dirigidas directamente al motor.
De acuerdo a informaciones facilitadas por testigos presenciales, el vehículo de Cecilia estaba detrás del que conducía su madre.
Cecilia era seguida por dos vehículos, uno Fort Escort de color rojo y el otro un Santana oscuro.
Cuando estaba por enfilar hacia su casa, el Fort Escort chocó con violencia contra la camioneta en la parte posterior, lo que impidió la maniobra de girar.
Tres cubiertas quedaron destrozadas, impidiendo al vehículo seguir avanzando. Cecilia, en procura de salvarse, bloqueó las puertas. Los hombres rodearon el vehículo y allí comenzaron los disparos con el M-16 en dirección al motor.
Utilizando un martillo de construcción rompieron los vidrios de la puerta derecha. Esta maniobra permitió a los secuestradores liberar el bloqueo de los accesos y Cecilia fue sacada a empujones de su vehículo, para ser introducida en el Santana, que huyó raudamente del sitio.
La vivienda de la familia Cubas Gusinky cuenta con protección de hombres armados. Si bien el secuestro tuvo lugar en una calle paralela a la residencia, el acto fue precedido de un feroz tiroteo a escasos 50 metros del sitio donde se encontraban los guardias.
El operativo, en el mejor de los tiempos, duró por lo menos cinco minutos, tiempo suficiente para alertar a hombres entrenados de una situación irregular.
Efectivos de la Policía Nacional acordonaron amplios sectores que rodean al barrio Laguna Grande, así como las principales vías de comunicación con San Lorenzo. Un equipo de investigadores y técnicos del Departamento de Criminalística realizó el levantamiento de muestras, tanto de la camioneta de Cecilia como del Fort Escort que quedó en el sitio. No encontraron rastros de sangre y el número de vainillas servidas coincide con las huellas encontradas en el vehículo atacado.
Las investigaciones se encuentran a cargo de la Unidad Antisecuestro del Ministerio Público. Los fiscales Sandra Quiñónez y Néstor Suárez comprometieron el mayor esfuerzo posible, en procura de lograr que Cecilia salga ilesa de esta experiencia.
El juez Hugo Sosa Pasmor, de turno en lo penal, conversó ayer en la noche con los fiscales y oficiales de la Policía Nacional. Al cierre de nuestra edición se confirmó que existió comunicación telefónica con los secuestradores, quienes dieron pruebas de vida de Cecilia y habrían exigido un millón de dólares por su libertad.