Martí y Arrom -ambos a su vez supuestos miembros de la banda que secuestró a María Edith Bordón de Debernardi- participaron por separado de la reconstrucción, acompañados por sus respectivos abogados, Ramón Azuaga y Arturo Jara Avelli.

Un primer incidente se registró cuando ambos solicitaron que los agentes del Centro de Investigación Judicial (CIJ) no participaran del acto. Los fiscales respondieron que ellos nada tenían que ver en el caso y que estaban para filmar y fotografiar la recreación.

Otro incidente se registró cuando Cristina Arrom, a gritos, dijo a los policías que custodiaban en el lugar que no tenían que ser ‘‘como los que torturaron a mi hermano’’.

Durante la reconstrucción, Martí señaló que desde su pieza que daba al frente de la casa pudo distinguir a través de la ventana al policía José Schémbori y otro de apellido Limenza.

Arrom indicó que a su pieza ingresaban Schémbori, Antonio Gamarra y un policía de apellido Limenza para revisar cómo evolucionaban las heridas producto de las torturas.

Ambos indicaron que lograron entreabrir la ventana de la pieza donde estaba Martí para avisar a gritos que estaban dentro, lo que creó dudas en la defensa de los imputados.

El abogado José Almada, defensor de Javier Cazal (ex director del CIJ), objetó el testimonio de ambos y lo calificó de falso porque supuestamente la ventana -a través de la cual habrían visto a los captores- estaba trabada con una esposa, por lo cual resultaría sumamente difícil abrirla.

El periodista Aníbal Emery, de radio Ñandutí, testigo del hallazgo, dijo que vio el rostro de una persona ese día y que luego la identificó a través de una publicación de Ultima Hora.

Cuando ya culminaba la reconstrucción, las hermanas Arrom expresaron a gritos sus quejas porque no las hicieron participar en carácter de testigo. Los fiscales significaron que no era necesario porque la reconstrucción se realizó con las personas que podían identificar a los supuestos secuestradores. Los ánimos se calmaron con la intervención del abogado Jara Avelli.