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El Paraguay tiene uno de los recursos más preciados del planeta, el agua. El "oro azul", como ya se ha dado en llamar al agua, de acuerdo a entendidos en geopolítica y "futurólogos", será motivo de guerras en un futuro no muy lejano, así como en la actualidad lo son el petróleo y otros recursos naturales valiosos.
Nuestro país está cruzado de ríos, arroyos, nacientes y lagos. Y para completar, está asentado sobre una de las reservas de agua dulce más grandes del mundo: el acuífero Guaraní. Muchos de los tantos arroyos, lamentablemente, ya desaparecieron como consecuencia de la irracional deforestación para dar paso a la explotación agrícola durante los últimos 20 a 30 años, particularmente en Itapúa y Alto Paraná. Consecuencia de una "política" de producir y vender más, sin mirar los efectos nocivos en términos de pérdida de biodiversidad, en pérdida de salud ambiental.
En este contexto, una amenaza de no menor contaminación de tan preciado elemento son los asentamientos urbanos, debido a la falta de saneamiento, según se concluyó durante un seminario organizado por la Seam, dirigido a representantes de consejos de agua de todo el país, y que tuvo lugar en Bella Vista, días atrás. Nuestra riqueza estamos contaminando con materia fecal, residuos químicos y basura.
La solución al problema no es tan compleja, explicó el Dr. Fernando Larrosa, especialista de la Seam, y una de las estrategias puede ser asignar parte de los royalties que reciben los municipios a programas de saneamiento urbano.
Para no ser tan apocalípticos, puntualicemos que últimamente se instaló en distintos estamentos de la sociedad la idea de que debemos hacer algo ante la contaminación ambiental.
Organizaciones civiles, comités de productores, empresas agrícolas, encaran acciones tendientes a preservar el ambiente mediante prácticas de producción sustentables.
Falta, sin embargo, políticas de Estado claras, firmes, que definan las acciones a seguir.
jaroa@abc.com.py
Nuestro país está cruzado de ríos, arroyos, nacientes y lagos. Y para completar, está asentado sobre una de las reservas de agua dulce más grandes del mundo: el acuífero Guaraní. Muchos de los tantos arroyos, lamentablemente, ya desaparecieron como consecuencia de la irracional deforestación para dar paso a la explotación agrícola durante los últimos 20 a 30 años, particularmente en Itapúa y Alto Paraná. Consecuencia de una "política" de producir y vender más, sin mirar los efectos nocivos en términos de pérdida de biodiversidad, en pérdida de salud ambiental.
En este contexto, una amenaza de no menor contaminación de tan preciado elemento son los asentamientos urbanos, debido a la falta de saneamiento, según se concluyó durante un seminario organizado por la Seam, dirigido a representantes de consejos de agua de todo el país, y que tuvo lugar en Bella Vista, días atrás. Nuestra riqueza estamos contaminando con materia fecal, residuos químicos y basura.
La solución al problema no es tan compleja, explicó el Dr. Fernando Larrosa, especialista de la Seam, y una de las estrategias puede ser asignar parte de los royalties que reciben los municipios a programas de saneamiento urbano.
Para no ser tan apocalípticos, puntualicemos que últimamente se instaló en distintos estamentos de la sociedad la idea de que debemos hacer algo ante la contaminación ambiental.
Organizaciones civiles, comités de productores, empresas agrícolas, encaran acciones tendientes a preservar el ambiente mediante prácticas de producción sustentables.
Falta, sin embargo, políticas de Estado claras, firmes, que definan las acciones a seguir.
jaroa@abc.com.py