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A la alegría de abrazar a padres y hermanos o la nostalgia de recordarlos cuando ya no están, se suma también la expectativa renovada de ver algún cambio que implique desarrollo y bonanza en sus valles. En el cierre del 2013 se podrán observar algunos, que pueden ser signos de esperanza para quienes siguen soñando con el retorno a su terruño.
Uno de los más trascendentes sin dudas es el funcionamiento de dos estaciones portuarias en la capital departamental. Estas infraestructuras fundamentales para el comercio internacional del Paraguay darán un plus de conveniencia para aquellas empresas que tienen como meta acceder al mercado mundial, reduciendo sus costos de transporte. Es también un gancho para el montaje de astilleros y servicios ligados a la actividad portuaria.
Otro detalle que no podrán dejar de percibir los que regresan es la inversión edilicia que realizaron las empresas privadas, dando otro aspecto a las ciudades más importantes del departamento. Esto se observa fundamentalmente en Pilar con la apertura de sucursales de numerosas firmas nacionales e internacionales que operan en el mercado paraguayo.
También se podrá ver en los diferentes distritos la acción de las autoridades locales, que en mayor o menor medida han cooperado para el mejoramiento del equipamiento urbano.
Lo que deberá esperar un tiempo más es la anhelada inversión del gobierno central en esta parte del país. Los que retornan seguirán lamentando los pésimos caminos, los puentes de madera podrida, el empedrado “de terror” y la inexplicable ausencia del Estado paraguayo en el departamento de Ñeembucú.
Ojalá sea el último año de postergaciones por parte de las autoridades del Gobierno Central y en el 2014 los pobladores del Ñeembucú dejen de considerarse “los paraguayos despreciados del sur”.
clide.martinez@abc.com.py