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Brasil, cuyo Gobierno lanzó hace tres años un programa para mandar 100.000 estudiantes universitarios a estudiar ciencias a universidades extranjeras, fue uno de los países que más incrementó su número de estudiantes en las universidades de Estados Unidos, según un nuevo estudio del Instituto de Educación Internacional (IEI), con sede en Nueva York.
Según el estudio del IEI, titulado “Puertas abiertas”, este año se registró un incremento del 22,2 por ciento de estudiantes brasileños en universidades estadounidenses. Eso hizo subir a Brasil al décimo lugar entre los países con mayor número de estudiantes extranjeros en universidades estadounidenses, apenas un puesto después que México.
El rápido aumento de los estudiantes brasileños en universidades estadounidenses es resultado directo del programa “Ciencias sin Fronteras” del Gobierno brasileño, que se propone enviar 100.000 estudiantes a las mejores universidades del mundo para estudiar ciencia e ingeniería, bajo la premisa de que es imperativo que tengan una educación internacional. En la actualidad hay 13.300 estudiantes brasileños en universidades de Estados Unidos, según el estudio.
Brasil ha seguido los pasos de Chile, que hace casi una década lanzó un programa similar de estudios en el extranjero. A principios de este año México lanzó su plan “Proyecta 100.000” para aumentar drásticamente el número de sus estudiantes en universidades de Estados Unidos, Europa y otras partes del mundo, de los actuales 14.800 a 100.000 en los próximos cuatro años.
Sin embargo, el número de estudiantes latinoamericanos en las universidades de Estados Unidos sigue siendo mucho menor que el de estudiantes asiáticos.
Hay 274.000 estudiantes de China en las universidades estadounidenses, 103.000 de India, 68.000 de Corea del Sur, 54.000 de Arabia Saudita, 28.300 de Canadá, 21.300 de Taiwán, 19.300 de Japón y 16.600 de Vietnam, según las nuevas cifras de “Puertas abiertas”.
México y Brasil vienen inmediatamente a continuación de Vietnam, con menos de 15.000, y casi todos los otros países latinoamericanos ocupan puestos muy inferiores. Hay 7.100 estudiantes de Colombia en las universidades de Estados Unidos, 7.000 de Venezuela, 2.600 de Perú, 2.500 de Ecuador, 2.400 de Chile y 1.900 de Argentina, según el estudio.
Sin embargo, los funcionarios del IEI dicen que confían en que el número de estudiantes latinoamericanos en las universidades estadounidenses aumentará más rápido durante los próximos años. Dicen que los números aumentarán gracias a los programas de estudio en el extranjero de Brasil y México, y también debido al programa “100.000 en las Américas” del presidente Barack Obama, que procura aumentar el flujo de estudiantes latinoamericanos a las universidades de Estados Unidos –y viceversa, de estudiantes estadounidenses a Latinoamérica– hasta alcanzar 100.000 en cada dirección en 2020.
“Apenas empezamos a ver el impacto del programa de movilidad científica de Brasil”, dice el presidente de IEI, Allan E. Goodman. “Y estamos viendo grandes aumentos del número de estudiantes de Perú, Costa Rica y Venezuela”.
Mientras el estudio “Puertas abiertas” muestra un aumento del 8,2 por ciento en el número de latinoamericanos en las universidades estadounidenses este año, hubo un aumento de tan solo 1,8 por ciento en el número de estudiantes estadounidenses que van a Latinoamérica.
Mientras el 53 por ciento de los estudiantes estadounidenses que van a estudiar en el exterior eligen países europeos como Inglaterra y Francia, solo el 15 por ciento eligen países latinoamericanos.
Mi opinión: Uno de los mayores obstáculos para lograr mayores niveles de movilidad estudiantil en Latinoamérica es el temor de “la fuga de cerebros”. Algunos países latinoamericanos aún no han advertido que en el mundo globalizado de hoy, el concepto de “fuga de cerebros” es algo anticuado.
China, India, Corea del Sur y otros países que han enviado cientos de miles de estudiantes a las universidades estadounidenses en las últimas décadas se han beneficiado enormemente de esa diáspora estudiantil. Algunos de sus graduados en las universidades estadounidenses han regresado a sus países natales como académicos de primera línea o profesionales muy calificados, mientras que muchos de los que han permanecido en Estados Unidos están ayudando a sus países de origen como profesores visitantes o inversionistas.
Afortunadamente, Brasil, Chile y más recientemente México han advertido que el viejo concepto de “fuga de cerebros” ha sido reemplazado por el de la “circulación de cerebros”. Están empezando a salir de décadas de aislamiento académico. Otros países podrían sumárseles pronto, y podríamos ver cómo Latinoamérica se beneficia de la “circulación de cerebros” tanto como lo han hecho los países asiáticos en los últimos años.