Cargando...
¿Qué lecciones pueden sacarse de estos casos exitosos?
Finlandia, país pobre en recursos naturales, se fijó como prioridad crear una escuela integral que ofreciera una educación de alta calidad a todos. Destaca The New York Times que su escuela secundaria tiene uno de los currículos más exigentes del mundo que incluye -entre otras materias- física, química, biología, filosofía, música, y por lo menos dos lenguas extranjeras.
La base de su éxito es haber creado una verdadera profesión de maestro. Desde 1979, se preparan en las universidades. Solo se recluta como maestros al 25% que logra las mejores calificaciones.
En el 2010, se llamó a concurso a 660 puestos de maestros de primaria. Compitieron 6.600 graduados. Las remuneraciones son superiores al promedio. Los estímulos y la valorización de la profesión la han convertido en la más popular entre los jóvenes del país.
Canadá encaró a fondo la cuestión de la inequidad en educación. En países como Estados Unidos y otros, la calidad de la escuela suele estar ligada al nivel económico de cada municipio, porque se financian con impuestos locales. Las provincias de Alberta, British Columbia y Ontario en Canadá resolvieron que el financiamiento fuera hecho desde el nivel central, mediante fórmulas que determinan cuántos recursos se darán a cada distrito, según su tamaño y necesidades.
Se evita así que la mayor parte de los recursos quede en las áreas más ricas. Ontario ha logrado dar un nivel de educación similar a los 2 millones de estudiantes que asisten a sus escuelas públicas. Canadá también estableció una real profesión de educador y cultivó su imagen. En las encuestas de opinión, encabezan las tablas de credibilidad.
Shanghái, primer lugar en el mundo en la prueba PISA de matemáticas, reconstruyó su sistema educativo después de los daños profundos que causó la revolución cultural. Un objetivo central fue combatir el elitismo, e integrar a los hijos de los inmigrantes rurales a la escuela. La OECD resalta que tomó como lema que ellos “son también nuestros hijos”.
Entre las medidas, algunas escuelas pobres fueron cerradas, reorganizadas o fusionadas con otras escuelas de más nivel. Se transfirieron recursos a escuelas rurales pobres para construir nuevas edificaciones o mejorarlas. Llevaron maestros de las ciudades a las áreas rurales. Escuelas urbanas fuertes fueron asociadas con escuelas rurales a efectos de mejorar sus métodos educativos y para que transfirieran a las rurales sus modelos gerenciales.
En los tres casos descritos, la calidad de la educación es un pilar del pujante desarrollo económico de Finlandia, Canadá, y Shanghái, y de su competitividad y liderazgo en producción y exportación de alta tecnología.
Estas lecciones deben ser aprovechadas en América Latina. Hay progresos en educación, pero en este tema clave del futuro no hay tiempo que perder, se necesita hacer los cambios necesarios cuanto antes.
(*) Asesor especial de diversos organismos internacionales. Asesor del Gobierno nacional en temas sociales.