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El Ranking Global de Creatividad 2015, realizado por el Martin Prosperity Institute de la Universidad de Toronto, combina distintos rankings de lo que llama las tres T’s del desarrollo económico: talento (porcentaje de graduados universitarios), tecnología (patentes registradas e inversión en investigación y desarrollo) y tolerancia (aceptación de minorías étnicas y orientaciones sexuales).
Mientras que los países latinoamericanos están muy por detrás de los países asiáticos en calidad educativa y tecnología, muchos de ellos están por delante en tolerancia social. A diferencia de la mayoría de los otros rankings de innovación y creatividad, este considera a la tolerancia como un factor tan importante para el desarrollo económico como la educación y la tecnología.
El país más creativo del mundo en este nuevo ranking es Australia, seguido por Estados Unidos (2), Nueva Zelanda (3), Canadá (4) y Dinamarca y Finlandia (empatados en el quinto lugar). Un poco más abajo en la lista están Singapur (9), Suiza (16), España (19) y Japón (24).
Muy cerca de estos últimos se encuentran varios países latinoamericanos: Uruguay (26), Argentina (27), Brasil (29), Nicaragua (32), Chile (34), Costa Rica (36), Cuba (41), Ecuador (44), Jamaica (50), Panamá (56) y Venezuela (60). En comparación, China ocupa el lugar 62 y la India el 99 en la lista de 139 países.
Curioso por saber más sobre el nuevo ranking, llamé al profesor Richard Florida de la Universidad de Toronto, uno de los coautores del estudio y autor de La Clase Creativa, un libro en el que argumenta que los lugares con alta concentración de gente creativa atraen a las empresas de tecnología, y no al revés.
Florida me dijo que la razón por la cual muchos países latinoamericanos obtuvieron mejor puntaje que China e India puede deberse a que están más urbanizados. La migración a las ciudades y el rápido crecimiento de las clases medias pueden haber creado una mentalidad más abierta con respecto a las minorías, y a las personas que piensan diferente, señaló.
Florida dice que no es coincidencia que los países más innovadores del mundo, como Australia o los Estados Unidos, son también los más tolerantes hacia las minorías étnicas y los gays. Por el contrario, la mayoría de los países de Medio Oriente que hostigan a las minorías o a los gays salen en los últimos puestos de los rankings de innovación, agregó.
“Cada vez más estudios demuestran que la apertura a la diversidad impulsa el desarrollo económico, mientras que la homogeneidad impide el crecimiento económico”, dice Florida. “Los lugares que están abiertos a nuevas ideas también tienden a atraer a personas creativas de todo el mundo, que les dan una ventaja para ser más innovadores”.
Gracias a su apertura a la diversidad, ciudades como São Paulo y Buenos Aires se han convertido en centros internacionales de primer nivel de la música, la cinematografía, la moda, los videojuegos y otras actividades creativas. Pero esto por sí solo no va a ayudar a los países de América Latina a acelerar significativamente su desarrollo económico, agregó Florida.
“Un país tolerante no es automáticamente un país competitivo”, dice Florida. “Más bien, como lo vemos en Silicon Valley, hace falta combinar la tolerancia con la tecnología y un buen sistema educativo para ser competitivos”.
Mi opinión: El Índice Global de Creatividad 2015 es una buena adición a otros rankings mundiales de innovación, aunque probablemente sobredimensiona la importancia de la tolerancia al considerarla como un factor tan importante como la calidad educativa o la inversión en investigación y desarrollo. La tolerancia con las minorías es importante, pero solo si va acompañada de una educación de calidad e inversión en innovación.
Nicaragua, por ejemplo, está casi empatada con la altamente industrializada Corea del Sur en el nuevo ranking de creatividad, gracias al relativamente alto puntaje de Nicaragua en tolerancia. Pero esta medición distorsiona la realidad.
El hecho es que, aunque ambos países tenían niveles de pobreza similares, Nicaragua hoy tiene un ingreso per cápita de US$ 4.500, mientras que el de Corea del Sur es de US$ 33.500. Esto se debe a que Corea del Sur, a diferencia de Nicaragua, creó un sistema de educación exigente, e invirtió en innovación.
De todos modos, es cierto de que América Latina tiene una enorme reserva de talento, que le da una potencial ventaja competitiva sobre China, India y Corea del Sur. Si los países latinoamericanos mejoran sus bajos niveles de calidad educativa e invierten en innovación, sus ingresos podrían dispararse muy pronto, y superar a las economías emergentes más exitosas del mundo.