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Los cinco países del BRICS aportarán en partes iguales al NDB un capital total de 100.000 millones de dólares. El Fondo de Reserva recibirá 41.000 millones de dólares como aporte de China; Brasil, India y Rusia aportarán 18.000 millones de dólares cada uno; y Sudáfrica aportará 5.000 millones de dólares, lo que integrará el capital de otros 100.000 millones de dólares para este Fondo.
Las nuevas entidades, además de facilitar una mayor presencia estratégica de China y Rusia en América Latina, son vistas como una “alianza antidólar” y como una respuesta a la imposibilidad de tener mayor influencia en el Banco Mundial y en el FMI. Parecen también destinadas a ser una fuente de financiamiento y de soporte a los gobiernos de países que no cumplen los elementos esenciales de la democracia y respeto a las libertades, que el sistema económico está en la obligación de respetar.
El sistema económico mundial fue creado en 1944 por los acuerdos de la Conferencia Monetaria y Financiera de las Naciones Unidas celebrada en Bretton Woods, como consecuencia de la victoria de la democracia contra el fascismo en la Segunda Guerra Mundial. Forma parte del sistema de las Naciones Unidas y está basado en los valores democráticos como el respeto a los derechos humanos, a las libertades individuales, libertad de prensa y de expresión, división e independencia de los poderes públicos, libertades económicas, etc. Muchos de estos aspectos no son respetados por algunos de los principales miembros del BRICS y sus aliados latinoamericanos, porque simplemente no son democracias.
No extraña que los gobiernos de las dictaduras del socialismo del siglo XXI como Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y otros bajo su influencia como Argentina (la mayoría de ellos en crisis económica y los otros en camino a ella) asistan y reciban con beneplácito la organización del NBD y del Fondo de Reserva del BRICS. Además de sentirse alentados en su discurso antiimperialista, ven en los organismos del BRICS fuentes de financiamiento sin valores de democracia, que les permitirán eludir y sustituir la observancia de los principios y el respeto a las libertades fundamentales que las democracias del mundo cumplen.
Recordemos que entre los elementos que permitieron la recuperación de la democracia en las Américas de manos de las dictaduras militares de los setentas, estuvieron presentes los de naturaleza económica, sobre todo en las situaciones de crisis inflacionarias a que los gobiernos dictatoriales habían llevado a sus estados, como sucede ahora con las dictaduras electoralizadas que luchan por presentarse como democracias populistas.
¿Será que, respecto a los gobiernos no democráticos de América Latina liderados por el castrismo, el Banco y el Fondo de Reservas que ha creado el BRICS tienen el sentido político de reemplazar el soporte económico que Chávez a costa del petróleo venezolano les brindó por mas de una década? ¿Estaremos frente a la institucionalización de organismos económicos para sostener a las dictaduras del siglo XXI en las Américas?
Los actores y los elementos existentes indican que la política del Banco y del Fondo de Reserva del BRICS –si llegan a funcionar– no estará precisamente destinada a favorecer el fortalecimiento y la recuperación de la democracia en América Latina. La democracia y sus valores no son –hasta ahora– parte de la agenda del BRICS.
©FIRMAS PRESS
* Abogado y politólogo. Director del Interamerican Institute for Democracy.