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Sus objetivos apuntan a garantizar el acceso a la energía, a la seguridad energética, a la conversión del país en un centro regional de integración aprovechando su potencial hidroeléctrico, al uso comedido de la energía y a la utilización de la hidroelectricidad, de la bioenergía y otras fuentes alternativas, incentivando la producción de hidrocarburos.
Un poco después, la crónica periodística informaba que el renombrado economista estadounidense Jeffrey Sachs, director del Instituto Tierra de la Universidad de Columbia y asesor especial del secretario general de la ONU, recibía una copia de la política energética establecida por decreto. El documento le fue entregado el 3 de noviembre de 2016 por James Spalding, director general paraguayo de Itaipú, acompañado del embajador de Paraguay en Estados Unidos, Germán Rojas, y el vicecanciller Óscar Cabello.
Por insólito que parezca, nuestras autoridades que cajonearon el mesurado Informe Sachs, publicado por ABC Color el 18 de noviembre de 2015, de pronto recurrieran al científico para escuchar su parecer sobre la política energética “Paraguay 2040”. El actual Gobierno, a través de Spalding, no tuvo reparo alguno en recabar la opinión del ninguneado científico.
El Informe Sachs, “la otra campana de Itaipú”, incompatible con la política oficial del statu quo, había demostrado que la deuda de entidad binacional ya fue suficientemente honrada en el 2008 y que el Paraguay, solo en el 2012, dejó de recibir unos US$ 748,6 millones en concepto de royalties y como compensación por la cesión de su energía. Quedaba en evidencia el robo al Paraguay.
Por otro lado, el director paraguayo de Itaipú trataba de explicar que la reunión con el célebre economista se realizaba teniendo en cuenta su experiencia, su liderazgo en materia de desarrollo sostenible, en el cambio climático y sus análisis documentales relacionados con Itaipú.
Lo que no explicaba Spalding es que el plan decretado es inviable, habida cuenta que Brasil –en contubernio con los órganos de administración paraguayos de la binacional hidroeléctrica– actúa como dueño de Itaipú y que mientras no obtenga otra fuente que pueda substituir a la energía cedida por Paraguay (el equivalente a dos producciones anuales de Yacyretá), es utópico diseñar cualquier proyecto que sustente el desarrollo del país a partir de la recuperación de sus valiosos excedentes hidroeléctricos.
Cabe recordar, en ocasión de su visita a Madrid, que el presidente electo Horacio Cartes había ironizado sobre la investigación técnica de Jeffrey Sachs: “...si el economista estadounidense cree que es tan fácil modificar el acuerdo firmado con Brasil y sabe cómo hacerlo lo contrataré como negociador”, decía la prensa. Para el novel presidente, la investigación del Columbia Vale Center no servía para renegociar la deuda de Itaipú. De hecho, se ignoraba un estudio extraordinario sobre qué debe hacer nuestro país para su desarrollo en función de sus valiosos excedentes energéticos en Itaipú.
Paralelamente, la investigación cuantificaba el despojo causado por Brasil al Paraguay.
En inesperado vuelco del humillante trato al célebre economista Lisa Sachs, su hija, confirmó a ABC Color que su padre visitará nuestro país en la semana en curso. Spalding, ya había adelantado a la prensa nacional que Sachs dictaría aquí una conferencia el viernes 14 de julio, no sobre Itaipú sino sobre la agenda 2030 de las NN.UU.
En ella, los Estados, según la resolución de las Naciones Unidas, están resueltos “…a poner fin a la pobreza y el hambre en todo el mundo de aquí a 2030, a combatir las desigualdades dentro de los países y entre ellos a construir sociedades pacíficas, justas e inclusivas, a proteger los derechos humanos y promover la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de las mujeres y las niñas, y a garantizar una protección duradera del planeta y sus recursos naturales”.
Sachs ya había enseñado el camino de cómo combatir la desigualdad en Itaipú, para poner fin a la pobreza en el Paraguay. Todo ello en el afán de construir sociedades más pacíficas y justas en condiciones de proteger los derechos humanos. Es la otra campana que el Gobierno –que ahora reconoce la idoneidad de Jeffrey Sachs– se niega a escuchar y que de no mediar la presión de la opinión pública, seguirá silenciada.
La visita al Paraguay de Jeffrey Sachs, “la otra campana de Itaipú” también es propicia para preguntarle si Itaipú, en su opinión, sigue siendo una simple generadora de electricidad o un ente financiero, con atribuciones de Estado soberano.
juanantoniopozzo@gmail.com