Importancia estratégica de las hidroeléctricas

El desarrollo está condicionado a la electricidad, no se puede conseguir avance posible sin la energía eléctrica. En los conflictos que asuelan a la humanidad, cuyo epicentro se encuentra hoy en el Medio Oriente, la escasez de agua, de alimentos y la falta de electricidad, unidos al desarraigo constituyen la mayor crisis humanitaria del mundo actual. La muerte de miles de inocentes, en su mayoría niños y ancianos, ocasiona serios problemas migratorios a los países centrales a los que el Santo Padre, al término del vía crucis romano, reclamó mayor solidaridad.

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El problema no es reciente, data de tiempos atrás, no obstante salió de madre cuando el Estado Islámico en Irak (EI), en abril de 2013, se unió con Al-Nusra para conformar el Estado Islámico en Irak y Siria (ISIS).

Más adelante, en junio de 2014, ISIS creó un califato en el que Abu Bakr al-Baghdadi se autoproclamó como el califa Ibrahim, con inusitadas pretensiones de reeditar los límites históricos, de hace unos cinco siglos, del Imperio Otomano.

Para los analistas de seguridad de Londres y Bagdad, el control de las presas y ríos se ha convertido en esta guerra desalmada como una importante estrategia para el Estado Islámico que podría ser decisivo en el resultado del conflicto en Irak y en Siria.

Mientras para otros especialistas, en Bagdad todo lo relacionado con ríos, canales, presas hidroeléctricas y plantas de desalación constituyen objetivos militares en una región semiárida con extrema escasez de agua.

Aseguran que la lucha será por el control del agua, principal objetivo estratégico de todos los grupos que operan en Irak. El que controla el agua en Irak tiene el control sobre Bagdad. Evidentemente, el agua es el factor gobernante en este conflicto.

Pavorosamente, los islamitas controlan la mayor parte de los ríos Tigris y Éufrates, de los que se sustentan todo Irak y gran parte de Siria.

Por todo ello, constituyen objetivos militares la presa de Hadiza, en la provincia iraquí de Al Anbar, con sus infraestructuras hidroeléctricas sobre el Éufrates. Con su dominio, el Estado Islámico puede administrar la mayor parte de la electricidad de la nación.

Como estrategia de protección, la fuerza aérea de Estados Unidos atacó posiciones del Estado Islámico próximas a la represa de Hadiza. La represa suministra agua a millones de iraquíes y es el segundo mayor generador hidroeléctrico de Irak, por lo que su captura por los yihadistas podría suponer un desastre humanitario. La pérdida de control o cualquier inundación podría causar serias catástrofes a miles de ciudadanos iraquíes.

Pero la osadía yihadista, los más radicales del Islam político, no tiene parangón. Pudieron mantener bajo su control la represa de Mosul, la principal de Irak, durante diez días hasta que fueron expulsados por una fuerza mixta iraquí y kurda el pasado agosto de 2014. ISIS logró así apoderarse de la infraestructura crítica del país con suficiente capacidad para bloquear el flujo de electricidad y controlar el acceso a los suministros de agua del que dependen las personas.

Cabe señalar que la ofensiva aérea marcó la reanudación de la intervención militar de Estados Unidos en Irak luego de que el presidente Obama ordenara el fin de la misión y el retorno de las tropas a fines de 2011, luego de ocho años del inicio de la invasión de 2003 para derrocar a Saddam Hussein.

En una carta enviada al Congreso, Obama dijo que las operaciones serán limitadas en su alcance y duración, según sea necesario para “retomar y establecer el control” en la zona de la presa.

Estas lecciones de la historia, en este mundo globalizado, comprometen a nuestras autoridades a ser más cuidadosas con la seguridad de las represas hidroeléctricas.

(*) juanantoniopozzo@gmail.com

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