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Es conveniente aclarar que en el balance no se incluye la pérdida del Salto del Guairá, impuesto al Paraguay como un condominio en el Acta Final de Foz de Yguazú de 1966, otra desmembración del territorio nacional.
Tampoco la desaparición de la Selva Atlántica, que arrastró consigo a su rica fauna y al desarraigo de más de 30 poblaciones de pueblos originarios que se sustentaban del “supermercado” de la selva. Hoy estos nativos, paraguayos ancestrales, para vergüenza ajena, pululan por las periferias urbanas, atrapados en el vicio y en la indigna pobreza extrema.
Hasta 2015, como compensación de 31 años por la energía obligada a ceder, Paraguay recibió unos US$ 2.944.459.000. Una media de US$ 94.982.548. Recién desde 1986, el Gobierno brasileño, en vez de Itaipú, se hizo cargo de la compensación por el excedente paraguayo.
Jeffrey Sachs dice a quien quiera escucharlo que solo en el 2012 nuestro país dejó de percibir en concepto de royalties y compensaciones unos US$ 748,6 millones. Si multiplicáramos por 15, conservadoramente, la cifra evadida por nuestro socio condómino (años 2000 al 2015) ascendería a la friolera de más de US$ 11.000 millones.
El mismo científico, en el Informe del Columbia Vale Center –corroborando a los compatriotas de la Comisión de Entes Binacionales Hidroeléctricas, desactivada por Federico Franco– afirmó también que Paraguay ya honró suficientemente su deuda.
De ser así, nuestro país, en vez de la Eletrobrás, debiera recibir unos US$ 1.000 millones más por año. Este monto, sumado al anterior (748,6 + 1.000) representaría US$ 1.748,6 millones anuales que Brasil viene embolsando cada año que pasa a expensas de Paraguay. En solo diez años, el monto sale de madre (1748,6 x 10), asciende a US$ 17.486 millones.
Hasta el 2014 se transfirió al Estado paraguayo, en conceptos de royalties, compensación por cesión de energía, utilidad de capital, resarcimientos por cargas de administración y supervisión unos US$ 7.901.950,40. Divididos la suma entre 30, años de funcionamiento de la binacional (2014-1984), encontramos que la media recibida de Itaipú en estas tres décadas no superan los US$ 264 millones. Insignificante cifra que no se compara con lo que le fue sustraída por su socio condómino, con la anuencia de nuestros gobiernos vendepatria.
Evidentemente, lo que aporta Itaipú es irrisorio, en consecuencia deberíamos atender lo que nos advierte Sachs: “...recomendamos que Brasil y Paraguay exploren con transparencia estos argumentos y recalculen la deuda implícita sobre bases justas. Quizás nuestras premisas sean incorrectas y la deuda sea tal como está asentada. Si este es el caso, una auditoría transparente ayudaría mucho a atenuar la desconfianza que muchos sienten en Paraguay.
Pero quizás la deuda que aún está en los libros sea demasiado alta cuando se realizan los apropiados ajustes por los pasados servicios de esa deuda. Si este fuera de verdad el caso, las consecuencias serían muy grandes para Paraguay y realmente muy modestas para Brasil, una economía mucho más vasta y rica. Creemos que el FMI y otros organismos internacionales deberían estar listos para asistir a ambos países sobre una base objetiva para un escrutinio puntilloso de la historia y las cuentas de IB”.
juanantoniopozzo@gmail.com