En el cincuentenario de ABC Color

El próximo martes 8 ABC Color cumplirá medio siglo de vida, solo interrumpida por cinco años de clausura (1984 - 1989) que la dictadura le impuso “en defensa de la libertad de expresión”, como se dijo entonces.

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Ningún medio escrito paraguayo alcanzó tanto tiempo en la palestra periodística. Por ello mismo, en ABC Color está contenida la vida nacional de 50 años con sus luces y sus sombras. En los archivos podemos encontrar los mejores esfuerzos en favor de la patria; y así también, los actos más calamitosos que llenaron el país de dolor y de vergüenza.

El inicio de ABC Color, como todo nuevo emprendimiento, estuvo marcado por muchas dudas. La principal, si habría de sobrevivir a la competencia, entonces imbatible, del diario “La Tribuna”, dueño absoluto de la preferencia de los lectores y los anunciantes. Algunos intentos anteriores de otros diarios pronto sucumbieron ante la fuerza arrolladora de “La Tribuna”. ¿Por qué ABC Color habría de salvarse? Y se salvó por un hecho que hoy parece muy sencillo: “La Tribuna” no apostó por la nueva tecnología y pronto sufrió las consecuencias: quedó sin lectores, sin anunciantes y se borró del mercado.

El otro hecho que apuntaló a ABC Color fue la fe del propietario, Aldo Zuccolillo, en el nuevo emprendimiento. Tuve acceso a un estudio elaborado por un técnico chileno acerca de la viabilidad de un nuevo diario en el Paraguay. Su informe fue contundente: no había ninguna posibilidad. La respuesta de Zuccolillo fue igualmente contundente: “No voy a retroceder”. Y siguió adelante. Por las venas de ABC Color corre la sangre de Zuccolillo. Es pasión, empuje, aguante, coherencia. Ningún periódico se parece tanto a su dueño como ABC con el suyo. Cuando hubo terminado el edificio en la calle Yegros, y se instalaron las primeras maquinarias, se inició la tarea de seleccionar a técnicos, periodistas y administrativos. No había experiencia anterior en el nuevo sistema, el offset. Aun los periodistas experimentados tenían que comenzar de nuevo el aprendizaje.

Era un trajín incesante capitaneado por el director administrativo, Ángel Arias, a cuyo cargo corría la contratación del personal, previa aceptación del primer jefe de redacción, Humberto Pérez Cáceres, un veterano periodista que conocía el oficio del revés y del derecho.

La idea del propietario era que se contase con gente joven, no importaba si careciese de experiencia periodística. Se irían haciendo profesionales sin los vicios de los viejos, aunque luego tuviesen los suyos propios. Para entonces, otros periodistas jóvenes entrarían a sustituirlos. Suelo decir que el periodismo es como Drácula: se alimenta de sangre joven.

En medio siglo, muchas personas pasaron por el diario. Algunas se fueron para siempre. De los muchos que ya no están en este mundo recuerdo especialmente, por la amistad que nos unió, el talento, la dimensión humana, a Alfredo Seiferheld y Helio Vera, que también se iniciaron muy jóvenes en el periodismo.

Había escrito en “Estudiar periodismo, para qué”, este párrafo que me parece oportuno recordarlo hoy: “En periodismo se da un caso muy curioso. En el inicio se siente uno inmensamente solo. Delante de la máquina de escribir o la computadora, el nuevo periodista pide socorro en silencio sin que nadie, obviamente, le escuche. Le ordenaron una tarea y no sabe cómo ni por dónde iniciarla. Nadie se le acercará para tenderle la mano. Solo escuchará la voz del jefe que le reprenderá por sus errores. En esta soledad infinita, el nuevo profesional se va haciendo periodista hasta integrarse totalmente a sus compañeros y conocer las entrañas del oficio. Con el correr de los años, ya hacia el ocaso de su actividad, igualmente será acorralado por la misma soledad. Muchos con quienes compartió un entrañable afecto, ya no estarán. Con los nuevos periodistas nada tendrá en común, no porque fuesen inferiores sino porque ya todo será distinto. Rota la comunicación, ahora es el veterano el que se siente extraño en la misma redacción donde dejó jirones de su alma”.

Hace 50 años ABC Color era solo diario. Hoy es radio, televisión, prensa digital, todo en un mismo edificio. Es por eso que a veces tengo la extraña sensación de escuchar el diario y leer la radio.

En fin, en 50 años de vida ABC Color se instaló en el gusto, o el disgusto, de la gente. Como sea, está entre nosotros y que sea por muchos años más.

alcibiades@abc.com.py

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