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Tener una universidad de clase mundial nos permitirá ser partícipes e integrantes activos de la sociedad del conocimiento mundial. La misma debe ser una hidroeléctrica generadora de conocimiento nacional con una sólida proyección nacional, regional e internacional. Así como en el pasado reciente la hidroeléctrica de Itaipú Binacional nos convirtió en el país con mayor cantidad de energía renovable per capita del mundo y como en la actualidad el recién inaugurado WTC Asunción es considerada como la plataforma de comercio más poderosa del mundo, nuestra WCU debe posicionarnos a futuro como la mejor plataforma creadora de conocimiento.
Precisemos a qué tipo de universidad nos referimos cuando decimos “universidad de clase o rango mundial” (Word-Class University, WCU), también denominada por otros autores como “universidad global de investigación” (Global Research University, GRU). Finalmente, algunos expertos en educación superior utilizan el término universidad de elite. Aunque en Latinoamérica utilizar esta denominación no será la más afortunada. Convengamos desde aquí en que todos estos términos se refieren a un modelo de universidad determinado; modelo que deseamos se utilice en esta iniciativa.
Para Marginson (2008), el resultado de la conjunción entre la visión del modelo humboldtiano y las ideas expresadas tanto por John Henry Cardinal Newman como por Clark Kerr se ha cristalizado en lo que actualmente se denomina Universidad Global de Investigación (Global Research University, GRU) o, para nuestro propósito, WCU. Este modelo, de reconocida raigambre anglosajona, es el predominante en el mundo hoy y es el modelo que nuestra WCU deberá intentar replicar con varios aditamentos de raigambre nacional o criollos.
Por otra parte, Jamil Salmi (2009) afirma que el término “universidad de rango mundial” se ha convertido en una frase de moda, no solo para mejorar la calidad de la enseñanza y la investigación en la educación terciaria, sino también, y lo que es más importante, para desarrollar la capacidad que se necesita para competir en el mercado mundial de la educación terciaria mediante la adquisición y creación de conocimientos avanzados. Y como no es tan solo una frase de moda, varios países a nivel mundial, y desde ahora el nuestro, pretenden ingresar a este exclusivo club con algunas de sus universidades, ya sea creando una WCU de la nada o potenciando a sus principales universidades.
Sin embargo, pertenecer a este exclusivo club de universidades no es tan fácil, y para países como el nuestro podría ser una simple expresión de deseo muy difícil y costosa de lograr. Tanto es así que Albalch (2004), citado por Salmi (2009), expresa esta paradoja de la siguiente manera: “todo el mundo quiere una, nadie sabe lo que es y nadie sabe cómo obtenerla”. Esta paradoja es la que trataremos de analizar, dilucidar y aportar próximamente.
* Master of Accounting and Information System. Encargado de Cátedra en las facultades de Ciencias Económicas y Politécnica de la UNA.
wovelar@hotmail.com