El Mercosur y el futuro de Paraguay

El presidente Horacio Cartes participó a mitad de semana, en Caracas, de su primera Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur y oficializó el retorno del Paraguay al bloque. Un regreso valorado sobre todo por Brasil y festejado por Venezuela. La presidenta Dilma Rousseff no ahorró elogios para el Mandatario paraguayo y destacó la actitud del Congreso para aprobar el tratado de adhesión del país caribeño. El presidente Maduro, de Venezuela, recibió al Jefe de Estado paraguayo en la sede del Gobierno, donde relanzaron las relaciones entre ambos países.

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La cumbre estuvo llena de gestos amables de los mandatarios para Paraguay, pero en la mesa de negociaciones las cosas fueron bien distintas. Ninguna de las cinco propuestas comerciales tuvo el visto bueno de los demás miembros del bloque y la negociación quedó empantanada. La buena voluntad de los discursos alcanzó para quedar bien ante los medios de comunicación, no se tradujo en apoyos reales.

Como mucho acordaron que las conversiones sigan bajo la presidencia pro témpore de la Argentina, que va hasta diciembre. Paraguay pidió una reunión extra de los organismos de decisión en los próximos sesenta días para poder zanjar la cuestión, algo que por ahora parece difícil. Los hermanos mayores del vecindario no están muy conformes con que el incipiente proceso de industrialización del Paraguay se fortalezca. Temen que termine afectando a la mano de obra de las industrias instaladas en Brasil o Argentina, generando consecuencias imprevistas para los Gobiernos.

El problema es bastante complejo, más todavía después de que la Argentina en los últimos días haya prácticamente caído en una cesación de pagos selectiva.

En su exposición en el plenario de la cumbre el presidente Cartes dejó en claro que esperaba mucho más que discursos en el bloque. Puso en un brete a sus colegas al reclamar hechos concretos que consoliden el proceso de integración teniendo en cuenta las asimetrías y el menor desarrollo relativo. Lo que está por verse es qué tanto están dispuestos a ceder los socios para poder llegar a un punto medio. Nuestro país ya mostró su buena voluntad al aceptar el ingreso de Venezuela a pesar de la crisis generada con su inclusión. Ahora es turno de los otros.

Brasil buscó desmarcarse recordando que el organismo regional financió la línea de transmisión de 500 kV y que existe voluntad para seguir trabajando en ese contexto, pero no supo explicar cómo, si ese era el ánimo, no acompañaba ninguna de las propuestas de nuestro país.

Durante la reunión de los negociadores Brasil y Argentina trataron de forzar un acuerdo que les autorizara a seguir con algunas de las preferencias internas, pero se toparon con la dura posición de los negociadores paraguayos. Quedaron sorprendidos. Como casi nunca los paraguayos en la mesa de discusión exigían aceptar los reclamos o no habría acuerdo. Finalmente no hubo acuerdo.

Existen indicios de que el retorno del Paraguay al bloque podría marcar un antes y un después. Brasil, como líder regional, necesita componer las cosas en el Mercosur y mostrar que es capaz de tener tranquilo el vecindario. La inclusión de Venezuela, en principio alentada por los brasileños, podría generar tensiones inesperadas si no manejan bien la relación en el bloque. No sería extraño que el país caribeño potencie su acercamiento comercial con Paraguay formando un tándem económico que incomodaría al gigante sudamericano.

Tampoco se puede soslayar que nuestro país, a pesar de ser un actor menor en la región, está en condiciones de buscar acuerdos externos atendiendo a su estratégica ubicación y sobre todo por el impulso económico que está empezando a tener. Si conviene o no estar bien en el vecindario es una cuestión que queda por analizar; lo que está claro es que el país está en condiciones de hacer su propio camino si es que los socios regionales le niegan el derecho a tener mejores días.

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