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Terminó la Olimpiada con nuestro mejor resultado, estábamos preclasificados 39 y terminamos en el 19, y segundos en Grupo B (hasta ahora estábamos en el Grupo C).
Fuimos el segundo equipo latinoamericano tras Perú (10), superando a Cuba, Brasil, Argentina, etc., y hasta a Alemania, España, y otras potencias.
Aun considerando lo caprichoso que es el sistema suizo, para nosotros este es un éxito sin precedentes. Como dijo el amigo y gran benefactor del ajedrez paraguayo, Ing. Óscar Franco tras nuestro buen resultado en Dresde 2008, “la Olimpiada es como la Copa Davis”, al menos la Davis de cuando jugaba nuestro ministro de Deportes, Víctor Pecci.
Además se cumplió con el pronóstico (a priori excesivamente optimista) del presidente de la Federación Paraguaya de Ajedrez, Lic. Ronald Zarza Pelissier, que vaticinó que íbamos a salir entre los 20 primeros.
Las chicas también anduvieron muy bien, puesto 65 tras estar preclasificadas en el 89.
Después de ganar a Francia (8) y empatar con Polonia (7) estábamos en una nube, ahí bajamos a tierra al sufrir dos caídas consecutivas, en la 7ª y 8ª ronda, ante Perú (34) y Moldavia (35).
Se podría sostener que pudimos sacar más puntos contra ambos, pero eso son “las cuentas de la lechera“, a veces salimos favorecidos y a veces perjudicados, lo que queda es el resultado.
En todo caso éramos conscientes de que, como en toda competencia por sistema suizo, lo decisivo eran las tres últimas rondas, que era lo que nos faltaba.
Nos recuperamos con fuerza venciendo 4 a 0 a Kirguistán (78) y 3 a 1 Dinamarca (42), y antes de la última jornada ocupábamos el puesto 27.
Llegó la última ronda, yo estaba exhausto, 6 de mis 8 partidas duraron 5 horas, quería jugar, pero sé, por experiencia propia, que jugar sin energía es malo
Teníamos alternativas, era mejor dar lugar a Matías Latorre, que estaba jugando bien, y además volvió José Cubas al equipo, tras descansar las dos rondas anteriores. Se vio que fue una buena decisión.
Nuestro rival fue Suiza (48), no iba a ser fácil, pero no podíamos quejarnos del pareo. En nuestro grupo estaban el campeón vigente, China (3), Azerbaiyán (4), Cuba (15), Croacia (18), etc.
Axel empató rápido y Neuris sufría, pero las otras dos, de José Cubas y Matías tenían muy buena pinta. La primera alegría llegó con la contundente victoria de José contra Giorgiadis (2.475) y luego ganó Matías a Forster (2.459) en una partida que dominó desde el principio, con lo cual ya ganábamos el match. La gesta se completó con Neuris salvando una partida donde estaba peor, con un buen contraataque. 3 a 1 a Suiza, ¡excelente! Ganamos los tres últimos matches, esa era nuestra meta.
Este es un torneo por equipos, los triunfos y derrotas son de todos, todo el equipo brilló, tanto Neuris, como Axel, Cubitas y Matías, aportando puntos vitales.
Por mi parte estoy satisfecho por haber contribuido haciendo 5½ puntos sobre 8. Algunos resultados fueron decisivos para ganar.
Ahora volveré a escribir, es probable que, aunque juegue algunos torneos de tanto en tanto, esta sea mi última participación como jugador en una olimpiada, al cumplirse 40 años de la primera vez.
Existe la posibilidad de que vuelva a competir dentro de 4 años, pero falta mucho para eso.
Por lo tanto, esta es una despedida muy hermosa, logramos nuestra mejor ubicación desde que participamos en una Olimpiada en la de Buenos Aires 1939. Es verdad que en Haifa 1976 salimos en el puesto 15º (https://www.olimpbase.org/1976/1976fa.html) pero fue una competencia devaluada, no jugaron los países del bloque del este.
Por cierto, ver en Bakú ganar una medalla al filipino Eugene Torre, con quien jugué en Haifa 1976 es un gran estímulo.
Además de lo deportivo fue placentero jugar en un buen ambiente entre los integrantes del equipo, nos juntamos por primera vez, por lo tanto, toda la experiencia fue un enorme placer.
Va también un agradecimiento a nuestros capitanes del equipo masculino y del femenino, Manuel Latorre y Ricardo Kropff Gómez.
¡Muchas gracias compañeros, buena suerte y éxitos!
“De vez en cuando la vida...”
zfrancochess@gmail.com