De la comida saludable

Como cada año, el tema de la calidad de la comida escolar, merienda y cantina sale a flote. Aprovechando el momento, es bueno destacar que la correcta alimentación de los chicos empieza por casa. Pensar en la comida de toda la familia ha sido por mucho tiempo un deber femenino, la madre era, en tiempos de ser ama de casa full time, la administradora del dinero del mes y la que iba al almacén. En aquella época, ser pequeño y acompañar a mamá a hacer las compras significaba la ilusión de poder concretar alguna golosina; de paso, aprendíamos sobre elegir los alimentos y el oficio, quién no jugó a ser almacenero. Como todo lo bueno, de grandes entendemos el porqué de aquella “crueldad materna” de no comprarnos el chicle o la gaseosa.

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Con el aumento de las mujeres que trabajan y/o estudian fuera, los hijos han quedado a merced de cierta orfandad. Es común que la empleada doméstica, tantas veces destinada además a ser niñera, quede a cargo de la cocina y de dar de comer a los chicos. Los tiempos han cambiado y las familias se han desmembrado de muchas maneras. Hoy muchos padres no saben si los chicos se nutren. Debemos estar muy atentos cuando los niños no están rindiendo. La energía infantil es muy notoria, se expresa a través del movimiento, también de la conversación.

Las enfermedades y trastornos de alimentación están aumentando entre los niños y esto es muy preocupante. El control de la comida en las cantinas no es algo nuevo y aunque nunca se cumplió, ojalá Salud lo haga de una vez con autoridad, seriedad y continuidad. Algo esencial que debemos entender es que estar, por ejemplo, en contra del bullying es fundamentalmente hacer de nuestros hijos seres saludables. Un niño que come bien, difícilmente tendrá problemas de autoestima; si por x motivo surge alguna agresión, sabrá defenderse muy bien entre sus pares.

La alimentación correcta comienza de bebé, con los meses el niño va adentrándose a un mundo nuevo de sabores que tendrá que aprender. Como el niño aprende por imitación, lo ideal es que todos en la casa coman bien.

La educación que tuvimos en otras generaciones fue dura: “Comés lo que hay o nada”, pero podemos mejorarla. Algunos consejos básicos: Pongámonos en lo posible horarios para compartir la mesa con los hijos. Dejemos que el niño elija qué quiere comer en un abanico de alimentos saludables. Guiarlo con paciencia, negociar. Explicarles el valor de cada cosa que comen (esto nos obliga a reforzar nuestros propios conocimientos). Usar títeres es 100% efectivo, anímese por sus niños. Respetar su estado de ánimo y sus porciones, algunos días estarán inapetentes. No escatimar si se puede pagar por alimentos nutritivos. Dejarlos hacer sus ensaladas o postres aunque ensucien de más la cocina. Enseñarles a agradecer en voz alta antes de comer, sea con una oración o con una frase positiva. Pequeños trucos van sumando aprendizaje y favorable resultado. Finalizo con una verdad que me dijo una gran cocinera: “Reclamamos la calidad del combustible que le ponemos a nuestro auto, pero engullimos cualquier cosa”.

lperalta@abc.com.py

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