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Recordemos que ni el negro ni el indio, menos el pobre, han dejado de ser discriminados a pesar de los siglos que han pasado. Esto significa que, tal como con razón se critica la falta de evangelización por parte de la iglesia y los padres cristianos, lo mismo ocurre con las autoridades y aquellos pensadores que no creen en Dios, tampoco han funcionado sus pareceres e imposiciones. Parece que nada está funcionando para hacernos coincidir.
El tema de la homosexualidad es complejo, ya vemos cuántos jóvenes salen a repetir supuestas teorías. Lo que sí está a nuestro alcance cotidiano es el buen trato a los homosexuales y viceversa.
En la actualidad mundial no todas las campanas suenan igual, esto puede ocultarse pero no negarse. Si se propagan nuevas leyes es porque se han visto, previsto o prefabricado nuevos conflictos sociales. Sabemos que el grupo de poder organizado homosexual utiliza eficaces campañas de marketing en pos de sus objetivos, aunque referentes y personalidades, como Dolce & Gabbana, no coinciden en aspectos que aquellos dan por coincidentes y comunes.
Sepamos que dando el sí al matrimonio homosexual se abrirán las puertas a la adopción de niños por parejas del mismo sexo, una materia todavía más intrincada para el derecho. Para bien y para mal, solo es cuestión de tiempo que la agenda se cumpla en Paraguay. Tiempo desafiante para la convivencia en paz y armonía de posturas en los países.
Nos queda autoeducarnos para la visión crítica, claro que superar muchos prejuicios, pero siempre basándonos en lo justo y necesario. Si hay una verdad esperanzadora e integradora, es que la ley humana, por falible, nunca es inapelable.
lperalta@abc.com.py