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En la última sesión del Parlasur, he presentado una propuesta para que la Comisión de Infraestructura y Energía del cuerpo legislativo regional analice por qué la Argentina, luego de reiterados pedidos del Gobierno del Paraguay, sigue impidiendo arbitrariamente el paso de electricidad paraguaya a Chile y Uruguay, para beneficio de estos dos últimos países, así como del Paraguay, en clara contravención con el Tratado de Asunción. Se pide en la presentación, además, que se convoque a los ministros de Energía de los países involucrados, particularmente al secretario de Energía de la Argentina, el Sr. Cámeron, a fin de dar explicaciones del porqué de esta violación de la esencia misma del Mercosur, el libre tránsito de bienes y servicios. El tema, que ya denuncié en la última sesión de diciembre, comenzará a ser tratado en la primera sesión de este año, en febrero.
Para poner en contexto, hay que historiar que a partir del 15 de agosto de 2008, Chile, primeramente, y luego Uruguay, se interesaron vivamente en la posibilidad de importar electricidad paraguaya. Estos países del Cono Sur de América no pueden acceder a electricidad barata en la región y ven al Paraguay como la mejor fuente de abastecimiento. De hecho, el 85% de la electricidad que se exporta a América del Sur tiene su origen en el Paraguay y, aunque parezca increíble, es nuestro país el único que no puede disponer libremente de su energía.
En el caso de la exportación de energía paraguaya de Acaray a Chile y Uruguay, la cuestión es aún más grave, pues es energía 100% paraguaya. ¿Cuál es el argumento con el cual impide la Argentina la exportación de energía paraguaya a Uruguay y Chile?
En algún momento, Argentina adujo problemas técnicos. Hay que ser terminante al respecto: No existen problemas técnicos. Al contrario, la Comisión de Integración Energética Regional (CIER), al realizar el estudio de la exportación de electricidad paraguaya a Chile (ver Proyecto CIER-15), concluyó que tal exportación le traerá beneficios al sistema eléctrico argentino. Esta conclusión es lógica. El Paraguay entregará energía a la Argentina en Yacyretá, muy cerca de sus principales centros de consumo, y la Argentina, a su vez, entregará electricidad a Chile en Salta, al Sistema Integrado del Norte Grande (SING) de Chile, la que es más difícil y costosa poner cerca de los principales centros de consumo argentino. Así ganamos todos: Chile, porque accederá a una energía más barata del Paraguay; Argentina, que pasa a disponer de electricidad más cerca de sus centros de consumo (en Yacyretá y no en Salta), y Paraguay, que puede vender a buen precio su electricidad de Acaray a Chile.
Con Uruguay pasa algo similar. A este país le han impuesto elevadísimos precios de electricidad en el pasado, a partir de las centrales térmicas del Brasil (las que estaban disponibles), pasando por la conversora de Garabí (cuyo alquiler, se use o no la máquina, es de US$ 15 millones/mes), redes eléctricas argentinas hasta Salto Grande y desde allí al Uruguay. Este país tuvo que soportar tarifas de hasta US$ 400/MWh, a fin de evitar el racionamiento eléctrico, que siempre es más costoso. Mucho más conveniente para el Uruguay es importar electricidad de Acaray, incluso en momentos en que la demanda no es máxima, a fin de acumular agua en sus embalses propios del río Negro y evitar pagar, así, elevadísimos costos de generación térmica o de importación del Brasil vía la conversora en Garabí. Pese a que Paraguay y Uruguay quieren concretar esta operación hace mucho tiempo, la Argentina hasta ahora no permite el paso de la energía paraguaya a Uruguay, aun cuando utilizará la misma red que se emplea para traer electricidad de Brasil a Uruguay vía Argentina.
¿Por qué Argentina se empeña en hacer perder dinero a Chile, Uruguay y Paraguay? Es lo que debe responder el señor Cámeron al Parlasur. Este Parlamento, si se quiere avanzar en una integración real y no para provecho exclusivo de Brasil y Argentina debe ser respetado por los que hasta ahora "cortan la torta" en el Mercosur. Esperamos, entonces, que el Sr. Cámeron, secretario de Energía de Argentina, se apreste a concurrir a Montevideo, más bien temprano que tarde, y que, en lugar de tratar de justificar lo injustificable (la abierta violación del Tratado de Asunción, al impedir el libre tránsito de la energía paraguaya a Uruguay y Chile), autorice sin más trámites ni demora (¡ya son más de dos años de pérdidas para Chile, Uruguay y Paraguay) lo que la ley, el Tratado de Asunción, le obliga a hacer: permitir que pase no solo la electricidad más cara que proviene de Brasil y pasa por las redes argentinas, sino también la energía eléctrica paraguaya, que es más barata.
* Parlamentario del Mercosur
Para poner en contexto, hay que historiar que a partir del 15 de agosto de 2008, Chile, primeramente, y luego Uruguay, se interesaron vivamente en la posibilidad de importar electricidad paraguaya. Estos países del Cono Sur de América no pueden acceder a electricidad barata en la región y ven al Paraguay como la mejor fuente de abastecimiento. De hecho, el 85% de la electricidad que se exporta a América del Sur tiene su origen en el Paraguay y, aunque parezca increíble, es nuestro país el único que no puede disponer libremente de su energía.
En el caso de la exportación de energía paraguaya de Acaray a Chile y Uruguay, la cuestión es aún más grave, pues es energía 100% paraguaya. ¿Cuál es el argumento con el cual impide la Argentina la exportación de energía paraguaya a Uruguay y Chile?
En algún momento, Argentina adujo problemas técnicos. Hay que ser terminante al respecto: No existen problemas técnicos. Al contrario, la Comisión de Integración Energética Regional (CIER), al realizar el estudio de la exportación de electricidad paraguaya a Chile (ver Proyecto CIER-15), concluyó que tal exportación le traerá beneficios al sistema eléctrico argentino. Esta conclusión es lógica. El Paraguay entregará energía a la Argentina en Yacyretá, muy cerca de sus principales centros de consumo, y la Argentina, a su vez, entregará electricidad a Chile en Salta, al Sistema Integrado del Norte Grande (SING) de Chile, la que es más difícil y costosa poner cerca de los principales centros de consumo argentino. Así ganamos todos: Chile, porque accederá a una energía más barata del Paraguay; Argentina, que pasa a disponer de electricidad más cerca de sus centros de consumo (en Yacyretá y no en Salta), y Paraguay, que puede vender a buen precio su electricidad de Acaray a Chile.
Con Uruguay pasa algo similar. A este país le han impuesto elevadísimos precios de electricidad en el pasado, a partir de las centrales térmicas del Brasil (las que estaban disponibles), pasando por la conversora de Garabí (cuyo alquiler, se use o no la máquina, es de US$ 15 millones/mes), redes eléctricas argentinas hasta Salto Grande y desde allí al Uruguay. Este país tuvo que soportar tarifas de hasta US$ 400/MWh, a fin de evitar el racionamiento eléctrico, que siempre es más costoso. Mucho más conveniente para el Uruguay es importar electricidad de Acaray, incluso en momentos en que la demanda no es máxima, a fin de acumular agua en sus embalses propios del río Negro y evitar pagar, así, elevadísimos costos de generación térmica o de importación del Brasil vía la conversora en Garabí. Pese a que Paraguay y Uruguay quieren concretar esta operación hace mucho tiempo, la Argentina hasta ahora no permite el paso de la energía paraguaya a Uruguay, aun cuando utilizará la misma red que se emplea para traer electricidad de Brasil a Uruguay vía Argentina.
¿Por qué Argentina se empeña en hacer perder dinero a Chile, Uruguay y Paraguay? Es lo que debe responder el señor Cámeron al Parlasur. Este Parlamento, si se quiere avanzar en una integración real y no para provecho exclusivo de Brasil y Argentina debe ser respetado por los que hasta ahora "cortan la torta" en el Mercosur. Esperamos, entonces, que el Sr. Cámeron, secretario de Energía de Argentina, se apreste a concurrir a Montevideo, más bien temprano que tarde, y que, en lugar de tratar de justificar lo injustificable (la abierta violación del Tratado de Asunción, al impedir el libre tránsito de la energía paraguaya a Uruguay y Chile), autorice sin más trámites ni demora (¡ya son más de dos años de pérdidas para Chile, Uruguay y Paraguay) lo que la ley, el Tratado de Asunción, le obliga a hacer: permitir que pase no solo la electricidad más cara que proviene de Brasil y pasa por las redes argentinas, sino también la energía eléctrica paraguaya, que es más barata.
* Parlamentario del Mercosur