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Es mucho más amplio, más extenso, pues abarca sectores de los demás grupos políticos.
El comunismo en el Paraguay es un residuo de las excrecencias del que fuera el otro polo de la concluida Guerra Fría, que dejó de ser el enemigo visible de los Estados Unidos, o mejor dicho de Occidente, pues una vez que se derrumbó el muro de Berlín, decidieron los gobernantes de aquella gran nación levantar la bandera de la democracia en el mundo, en reemplazo del antagonismo que hubo de llevar a la humanidad a la Tercera Guerra Mundial, que se evitó por un milagro.
A tales excrecencias es necesario agregar el ingrediente aportado por la Iglesia Católica, que sin querer queriendo introdujo la Teología de la Liberación y la Opción Preferencial por los Pobres, como si fueran orégano con salmuera con que se moja la carne para lograr un buen asado. La verdad es que aún hoy no sabemos si el catolicismo trabaja en colusión con el comunismo vernáculo, o si su conducta en el Paraguay es propia de quien protege a su hermano obispo, pero no cabe duda de que existe una gran simpatía y admiración por su rebeldía y rijosidad que no todos pueden practicar, aunque las desean para sí y las reprimen para la subsistencia del gran colegiado que les proporciona el estilo y la personalidad inconfundible que exhiben al público.
Pero el Partido Liberal, que ya en 1947 salió magullado de su alianza con el comunismo, y de la trifulca con sus adversarios de siempre no aprende la lección y aporta el cerebro de algunos de sus hombres bien ilustrados para ayudar, como ayudaron al presidente Stroessner y al Partido Colorado, a lograr una alianza con el campesinado, que fue la espina dorsal del régimen que nos gobernó durante tantos años, para lo cual “el estatuto agrario era el régimen legal que mantenía unidos, aunque frágilmente, los intereses de los pequeños propietarios marginales y de los terratenientes oligarcas que controlaban el Partido Colorado. Por esta razón la reforma agraria puede ser vista como instrumento de alianza tanto como un instrumento de subordinación”. (Kleinpenning, JMG, and EB Zoomers, 1991. Elites, the Rural Masses and land in Paraguay. The Subordination of the Rural Masses to the Ruling Class. Development and Change).
No fue pequeño el favor que hicieron tan eminentes liberales al presidente Stroessner, y hoy parece que la Historia habrá de repetirse pues al parecer rehúsan advertir la magnitud del favor que les hacen a los comunistas que gobiernan, al punto de que les ayudan a juntar los maíces con que la izquierda jugará al siete y medio por cinco años más.
Muchos paraguayos perderemos nuestros bienes, como miles de mujiks (propietarios) en la Rusia de 1917 perdieron hasta sus vidas, y no interesa quién habrá de salir con el queso en la mano después del revolcón que habrá de dar el flaco Rocinante de nuestra Democracia.
Como estoy, cierto que miles y miles de liberales no están involucrados en la complicidad que se está armando en nuestra política, no me queda sino decir: ¡Abran los ojos liberales!
A los buenos sacerdotes y obispos de la Iglesia Católica, que no son pocos, les debe alcanzar mi humilde exhortación. No se fastidien que aún debemos sobrellevar muchos días de trabajo que nos manda el Señor.