150 años de olvido

La Batalla de Curupayty registrada hace 150 años durante la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870) es una de las mayores muestras de ingenio y valentía de los paraguayos en toda la historia de nuestro país. Obligados a enfrentar a un enemigo que los superaba en número y armamentos, tuvieron la inteligencia de aprovechar el único factor que les daba alguna ventaja: el conocimiento pleno de la zona y la puntillosa preparación del que sería el escenario de la mayor victoria paraguaya en una lucha desigual contra las fuerzas combinadas de los ejércitos de Argentina, Brasil y Uruguay.

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El inigualable General Eduvigis Díaz fue el encargado de dirigir las tropas, que buscaban detener el avance de los aliados hacia la fortaleza de Humaitá, que se veía casi inexpugnable desde el río, por lo que debía ser atacada por tierra. El ejército paraguayo, debilitado por las bajas del combate de Tuyutí y otras batallas anteriores, disponía de unos 5.000 hombres para enfrentar a unos 20.000 soldados del ejército invasor. Con sigilo y gran sacrificio, los bravos combatientes de nuestro país utilizaron las dos semanas previas al enfrentamiento, para construir unos dos kilómetros de trincheras que conectaban el río Paraguay con la laguna Méndez, obligando a los adversarios a chocar necesariamente con la fortificación paraguaya, para sortear el lugar.

Un intenso bombardeo de los acorazados brasileños marcó el inicio de la gran batalla, los miles de proyectiles lanzados contra Curupayty no hicieron mayor daño por el perfecto trazado de la línea defensiva de las fuerzas de López. Las enormes y numerosas bocas de fuego de los aliados callaron cuando estos pensaron que habían destrozado la fortificación, dando paso a la carga de la infantería comandada por Bartolomé Mitre, entonces comandante de las fuerzas invasoras.

Los aliados avanzaron con dificultad por el lodazal y a pesar de su abrumadora superioridad en número de combatientes y armas no pudieron superar la trinchera magistralmente preparada por los combatientes del Paraguay, quedando fuera de combate unos 10.000 soldados enemigos. Esto obligó a Mitre a tomar la vergonzosa decisión de retirar a los sobrevivientes ante la tenaz defensa del valiente Ejército paraguayo.

El próximo 23 de setiembre, con la presencia de las más altas autoridades del país, se recordará con un acto este extraordinario capítulo de la historia nacional. Los herederos de aquellos valientes, que viven en el aislamiento y sin la presencia del Estado desde el final de la Guerra del 70, esperan que además de los discursos que memoren aquellos días de gloria, en este encuentro se anuncien las grandes obras que rescaten de la marginación a esta zona. Rutas pavimentadas y la instalación de monumentos dignos del heroísmo de los valientes soldados de la patria son algunas de las deudas de la sociedad paraguaya, que hace siglo y medio tiene abandonado totalmente este territorio regado con la sangre de miles de paraguayos que honraron el juramento de “Vencer o Morir” defendiendo la soberanía nacional.

clide.martinez@abc.com.py

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