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La ajetreada agenda de la visita papal se inició en la mañana de ayer en la cancha ubicada frente a la capilla San Juan Bautista del Bañado Norte. Francisco fue puntual con la hora marcada y cuando le tocó dirigirse a sus fieles, enfatizó: “Estoy muy alegre por visitarlos esta mañana. No podía estar en Paraguay sin estar con ustedes en esta su tierra”.
Las primeras expresiones aumentaron aún más las emociones entre los bañadenses, a quienes el mensajero de Dios confesó que “desde que comencé a pensar en esta visita, desde que comencé a caminar desde Roma hacia acá, venía pensando en la Sagrada Familia y cuando pensaba en ustedes me recordada de la Sagrada Familia”.
Francisco dijo que pensaba “ver sus rostros, sus hijos, sus abuelos, escuchar sus historias y todo lo que han realizado para estar aquí. Todo lo que pelean para una vida digna, un techo y todo lo que hacen para superar la inclemencia del tiempo y las inundaciones”.
Posteriormente, el Papa dio su posición sobre el abandono del Estado que denunciaron los bañadenses. “La fe despierta nuestro compromiso con los demás. Despierta nuestra solidaridad, una virtud humana y cristiana que ustedes tienen y que muchos tienen y tenemos que aprender. Una fe que no se hace solidaria, se hace una fe muerta o mentirosa”.
Francisco sostuvo que de nada sirve asistir todos los domingo a misa o decir siempre que somos católicos si cuando nos preguntan qué pasa en los Bañados y no lo sabemos. “Por más misa de los domingos, si no tenés un corazón solidario, si no sabés lo que pasa en tu pueblo, tu fe es muy débil, o es enferma o está muerta”.
El Santo Padre dijo a su pueblo que quería bendecir su fe, su comunidad y pidió solidaridad entre hermanos para defender la fe porque “el diablo quiere que se peleen entre ustedes porque así divide, los derrota y les roba la fe. Sigan adelante y no dejen que el diablo los divida”, exhortó el Pontífice.