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El artista plástico Delfín Roque Ruiz, conocido en el afecto como Koki, amalgamó el arte y la religión. La obra de arte tiene un significado profundo porque transmite la generosidad de la tierra que alimenta a todos sus hijos. La idea de llevar frutos del campo “de la chacra al altar”, según dijo Koki Ruiz.
La propuesta de la gente surgió el viernes santo en Tañarandy, de este año, cuando vieron el imponente altar de maíz instalado delante de la laguna de la Barraca, un centro cultural donde el artista prepara cada año el encuentro de la Virgen la Dolorosa con su hijo crucificado, acompañado por el canto lastimero de los estacioneros.
“¿Por qué no llevamos este altar a Ñu Guasu donde vendrá el papa Francisco?”, fue la pregunta al artista, al tiempo de responder que tendría que hacer todo de nuevo, “porque cada obra de arte tiene su significado y un mensaje que dar”, replicó el destacado artista.
Koki Ruiz empezó a trabajar el lunes 27 de abril pasado en el teatro El Molino de San Ignacio, diseñó el retablo, compró las semillas para el adorno y los artesanos y artesanas empezaron con el trabajo intenso desde el alba hasta la noche.
La obra fue trasladada el domingo 28 de junio pasado desde San Ignacio hasta Luque, donde se instaló en Ñu Guasu.
Para adornar el retablo se utilizaron espigas de maíz, coco natural, calabaza y zapallos. También fueron utilizados para los rostros de San Ignacio de Loyola y de San Francisco de Asís, granos de maíz canario, avati tupi, morotî y pichinga; distintas variedades de poroto: kumanda pytã’i, San Francisco, kumanda hû (negro) y kumanda yvyra’i. También arvejas, semillas de girasol y soja.
El maíz simboliza el fruto de la tierra, cultivado por las aborígenes guaraníes para alimentar a la tribu y compartir con sus pares indígenas.
El coco también sirvió de alimento a la población paraguaya en épocas muy difíciles como en la Guerra contra la Triple Alianza, luego en la Guerra del Chaco. Fue siempre un alimento que hasta hoy consume la gente del campo.
Los rostros de los santos fueron adornados por los artistas Macarena Ruiz y Ramonita Meza. Además trabajaron 22 artesanos y la cooperación de carpinteros y herreros.
Coco, maíz y mucho arte
Koki Ruiz señaló que el agricultor que trabajó la tierra estará presente con sus adornos en el retablo desde donde hoy, a las 10:00, el Papa celebrará la misa dominical. El retablo tiene una base de 40 metros por unos 20 metros de alto.
“Es un simbolismo que dignifica al hombre del campo y que sin duda será motivo de reflexión”, enfatizó el artista, agregando que con el retablo se quiere resaltar la cultura guaraní, porque los aborígenes valoraron mucho la tierra, el medio ambiente y los alimentos que ofrece la madre naturaleza.
El maíz
Al culminar la obra, Macarena Ruiz, hija de Koki, confirmó que en el retablo se utilizaron 32.000 espigas de maíz, más 200.000 cocos y unas 1.000 calabazas. La cantidad de las semillas ha sido muy variable, porque con el tiempo se tuvieron que ir haciendo retoques hasta el final de la obra.
La cruz del retablo fue construido por el herrero de Santa Rosa de las Misiones Marcial León Quiroga. Koki Ruiz le propuso la idea de ensamblar una cruz de hierro de 6,50 metros de alto por 4 metros de ancho y que no sea pesado, pero sí resistente. Quiroga aceptó el desafío.