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Riveros es la representante de la organización eclesial de los Bañados y se encargó de dar la bienvenida al Pontífice en visita a la sufrida zona. “En este día tan especial y llena de bendición queremos agradecer su visita al Paraguay. Papa Francisco, amigo de los pobres, los vecinos del Bañado nos sentimos como la Iglesia de Jesús, presente en medio de nuestro pueblo con profundas tradiciones religiosas”, fue el primer párrafo del mensaje dirigido al Santo Padre.
“Somos una iglesia encarnada en pequeñas comunidades en medio de la gente. Una iglesia que ora y trabaja por ser cada día más incluyente. Para nosotros y nosotras, servicio es sentir y tocar la carne doliente de Jesús en el pobre que vive oprimido, en el niño, niña de la calle, en el padre de familia sin trabajo, en las mujeres víctimas de violencia, en los jóvenes sin horizonte por la falta de oportunidades para estudiar y trabajar. En las personas enfermas graves que no tienen para costearse los medicamentos y sus tratamientos costosos. En esas humildes recicladoras que sobreviven en la pobreza más extrema. Todo esto, Santo Padre, es parte de nuestra oración, en nuestra celebración y en nuestros compromisos pastorales”, es la al de la comunidad cristiana bañadense.
La masacre de Curuguaty
“Queremos ser una iglesia profética, que enuncia la palabra de Dios y que denuncia los atropellos a los derechos humanos. En nuestro país, Santo Padre, se ha instalado una política de la pobreza que excluye a los pobres y nos hace sentir infelices porque donde no hay justicia, no hay paz. Y es eso lo que nos duele; la desigualdad social ha aumentado en los últimos años, vivimos excluidos de toda atención del Estado, que tiene que ser el garante de nuestros derechos. Queremos ser la iglesia que acompañe, y lo estamos haciendo; acompañamos a nuestros hermanos campesinos, hoy día imputados, encarcelados y próximamente, seguramente, van a ser condenados injustamente por la masacre de Curuguaty. Queremos justicia para ellos”.
La lucha por la tierra
“Queremos ser la iglesia que acompaña la lucha por la tierra propia, por una atención digna en salud y educación. Soñamos con una iglesia paraguaya sencilla, humilde, comprometida, que se involucre en la lucha de sus pueblos, que sienta el dolor de su pueblo. Queremos conciencia crítica y que dejemos de ser manipulados por los políticos y los oportunistas que están derrochando los bienes y recursos del Estado en campañas prebendarias y clientelistas. Nosotros los bañadenses no somos tenidos en cuenta. Los Bañados de Asunción, tierras hasta ahora olvidadas comienzan a ser miradas como tierras muy apetecibles. Sentimos que para los grandes negocios o las inversiones, somos un estorbo. Queremos que cuando hayan proyectos que afectan a nuestras comunidades seamos consultados”.