Acorralan humildes pueblos donde el Estado está ausente

Empezaron sitiando humildes comunidades sin salud, caminos ni educación, donde acechaban sus débiles comisarías con escasos policías y los mataban. Atemorizaron a los pobladores y reclutaron a menores. Para el siguiente paso ya secuestraron a hacendados y a comerciantes, con lo que fueron fortaleciéndose en fondos y de allí pasaron a atentar contra torres de energía eléctrica. La droga fue el destino final. Aunque parezca Paraguay, esto fue en Colombia: “Fuimos indiferentes al principio, ese fue un error que ustedes no deben cometer”, dicen los expertos.

/pf/resources/images/abc-placeholder.png?d=2074

Cargando...

En la Dirección Nacional de la Policía de Colombia (Dipol) hay un gigantesco árbol... y no es de la vida. Recuerda la muerte de casi 4.500 policías. Solamente en seis años, entre 1995 y 2001, 3.671 de ellos que murieron prestando servicio, en acción. Al principio, durante los primeros 20 años de la guerra interna que vivió Colombia, no pasaron de ser 100. Después las cifras se dispararon, se duplicaron... y pronto fueron 4.500.

Cada placa de metal que se ve lleva un nombre y seis fríos números, no por el metal sino porque marcan el año, mes y día en que cada uno de ellos cayó muerto...

En Paraguay ya son muchos

Trece policías paraguayos muertos en acción. Tres militares paraguayos muertos en servicio. Son 16 hombres de las fuerzas públicas asesinados hasta el momento por el EPP. Contrariamente a la historia que pregonan contra los todopoderosos, los capitalistas y oligarcas, son humildes sargentos, cabos, oficiales y suboficiales los caídos. Varios de ellos muertos tras dolorosas agonías y uno de ellos muerto en vida, confinado a una cama.

Las muertes son la peor parte de estas historias. Y empiezan acorralando humildes comunidades, con débiles puestos de comisarías y gobiernos locales también frágiles donde se cobran los primeros muertos.

Porque de eso se trata finalmente, recuerda el coronel Fernando Buitrago, de la Dirección de Asuntos Internacionales. Tampoco olvida el terror de los muertos, y un caso especial: “Sí, la bomba que le colocaron al avión de Avianca; querían matar a un candidato y no les importó que a bordo iban 120 personas”.

–¿Mataron a todos?

–Sí. Por matar a uno mataron a 120. Una persona se sube a un avión tan tranquila para ir a visitar a sus familiares o para negocios o para atender alguna situación y muere, no es justo. Y murieron niños, mujeres embarazadas.

–¿Le tocó ir a ver eso?

–Yo fui porque en esa época estaba en Bogotá y fuimos a ayudar. Cuando uno encuentra un panorama tan sombrío, porque colocaron una bomba. O la bomba que colocaron para matar al director del DAS y se llevaron casi 100 personas ese día. Cuando ve brazos mutilados, cuerpos sin cabeza, la gente llorando y preguntando por qué… por eso los colombianos hoy estamos muy felices porque ya estamos viendo la luz al final del túnel. El año pasado, de los 1.200 municipios de Colombia, eso lo puedes preguntar, más de 300 no tuvieron un solo homicidio. En el año 2002 se murieron 31.000 colombianos de forma violenta y el año pasado registramos 14.800, no es buena cifra, pero vamos ya por la mitad. En el año 2002 había 5.000 secuestros en Colombia, más los que no denunciaban. El año pasado no hubo más de 300 casos. Y la mayoría se resolvió, o hubo rescate o hubo negociación y agarramos a los tipos, pero eso de pagar, la gente ya sabe, si paga está ayudando a que los criminales sigan con su empresa y creo que es una contravención hacerlo. La gente se ha concienciado de que no debe haber apología al delito, por mucho dolor que haya.

Paramilitares

Los grupos paramilitares sembraron más muertos que las propias guerrillas, dice Memoria Histórica. Se lo preguntamos al coronel Buitrago: “Los muertos de las fuerzas militares y policías sí lo sabemos. Los otros muertos, me temo que pasarán muchos años para saber bien qué fue lo que pasó con ellos. Pero estamos en ese proceso.

–¿Empeoró la guerra cuando comenzaron a aparecer los grupos “para”?

–No se empeoró, se acrecentó la guerra, porque había otros actores más en el conflicto y no respetan derechos humanos y no respetan nada. Se vuelven igual de bandidos a los otros y se vuelven igual de criminales a los otros y no respetan nada.

–Ese sería el más negro de los escenarios...

–Sería un escenario peor, porque cualquiera se siente con capacidad de reemplazar al Estado en cualquier parte. Que no resulte el remedio peor que la enfermedad.

La indiferencia

“El peor error que pueden cometer es el que cometimos nosotros: la indiferencia”, asegura el teniente coronel Hermes Barrera, director de Inteligencia de Antisecuestro de la Policía Nacional de Colombia. “Yo pensaría que fuimos como indiferentes, nunca llegamos a dimensionar lo que podría ser…

–¿Dejaron que se agrandaran?

–Exactamente. Y mire cuántas vidas y cuántos recursos nos ha costado eso. Esto pasa porque el Estado no está ahí, está ausente. Entonces qué dice el campesino, yo me voy con ellos, ellos son los que tienen las armas acá, ¿o no? Ellos son los que están ahí. Por eso le decía la importancia del control territorial, porque uno como Estado no puede ceder espacios a los delincuentes, porque ellos sí vienen y copan eso. Como tienen el dinero, ellos vienen y hacen su doctrina y copan espacios”.

“¿Tú no pagarías el rescate enseguida?”

Olga Lucía Gómez refuerza la teoría de Clara Rojas sobre los secuestros y los rescates. Ella ha sido durante 17 años uno de los pilares de la Fundación País Libre de asistencia a secuestrados donde fue inicialmente sicóloga y luego directiva. La organización no gubernamental y sin fines de lucro fue creada después del secuestro de Francisco Santos, exvicepresidente colombiano y primo del actual Presidente. “En la lógica de la negociación por secuestro, tú tienes que prevenir otro secuestro. Tienes que pensar que si pagas ya el rescate lo que estás haciendo es poner en potencial un nuevo secuestro y también la vida del secuestrado. Tienes que aprender a manejar el tiempo de la negociación. Y el tiempo, a cada uno le duele como madre, es una cosa terrible, eso no lo entiende una mamá, pero es la realidad descarnada, cruda y cruel. Si uno paga muy rápido, el mensaje que uno les da a los secuestradores es que hay más plata. Ahí hay que medir las capacidades del grupo, si tiene una logística bravísima como la que tuvimos, que internaban a los secuestrados en las selvas durante siete años.

“Ahora bien, como madre te pregunto, ¿tú no pagarías enseguida el rescate?”.

No pudimos responder. Usted, ¿qué respuesta daría?

Alertan contra grupos “para”

Colombia aprendió una dura lección con los grupos “para”: las cifras de Memoria Histórica indican que los muertos causados por estos grupos de supuesta “autodefensa” fueron más que los asesinados por las propias guerrillas. “Sería inicio del descontrol”, dicen.

Importancia del control territorial

Trabajo, salud, alimento, educación y caminos son aspectos que no deben descuidarse en las comunidades débiles, que son los primeros flancos en ser atacados por grupos armados. “El Estado no puede ceder espacios a los delincuentes”, enfatizan.

Necesidad de organizarse

Desde el domingo 20 de julio, Clara Rojas es nueva congresista colombiana. Antes estuvo secuestrada por las FARC durante seis largos años en la selva. Deja una gran lección: la necesidad de organizarse y de aplicar justicia. Grandes penas no sirven con impunidad.

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...