Valorar y proteger a las embarazadas

El mes de junio fue el mes internacional del cuidado de la fertilidad. Para millones de parejas en el mundo, concebir un hijo es un sueño, una esperanza que puede cumplirse o desvanecerse. La Dra. Angélica Sarmiento desarrolla en Paraguay un método natural de fertilidad.

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La infertilidad es una enfermedad reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se considera que la sufren aquellas parejas en edad reproductiva que, tras y un año de tener relaciones sexuales frecuentes sin utilizar métodos anticonceptivos, no logran concebir naturalmente. Aunque la infertilidad siempre ha existido, actualmente se acrecienta, ya sea por razones de índole social o médica. La fecundación in vitro y la maternidad subrogada son métodos muy conocidos, no obstante, la ciencia para la salud sexual y reproductiva no tiene una sola mirada y avanza día a día en la lucha contra la infertilidad. “Hace dos años que en Paraguay estamos brindando un nuevo enfoque del cuidado de la fertilidad, destinado a matrimonios y mujeres en edad fértil. Este modelo fue creado en EE.UU. por un equipo de científicos hace más de 40 años”, explica la Dra. Sarmiento, cirujana, ginecóloga y obstetra, especialista en Naprotecnología, Modelo Creighton. Para brindar más información sobre el método, que se difunde de boca en boca, médicos y orientadores lanzaron su página web (www.fertilitycare.com.py). “Como profesionales de la salud, nos sumamos a la iniciativa internacional que busca generar conciencia sobre la infertilidad. Enfermedad que sufren millones de matrimonios que ansían tener un hijo, en tiempos en que otras personas desprecian la fertilidad e incluso promueven el aborto”, expresa la Dra. Sarmiento.

–A su modo de ver, ¿cuánto valora la sociedad actual un embarazo?

–Es difícil hacer un juicio global. En general creo que lo valora como algo bueno. Mucha gente reconoce que los matrimonios que se animan a traer hijos al mundo son valiosos y necesarios para la conservación de la especie humana y el crecimiento de un país; más allá de que tal vez ellos mismos no se vean en condiciones o no quieran tener hijos propios. Pero hoy se debería cuidar y proteger mucho más a la embarazada.

–¿Qué propone este método para los embarazos no planificados?

–En el método Creighton, la pareja puede saber con mucha exactitud los días fértiles y no fértiles, y ya queda a cargo de su libertad tener o no contacto genital. Si es que se produce un embarazo (al analizar la planilla constatan que era un día fértil) generalmente los matrimonios lo toman muy bien, lo interpretan como un don de Dios, por el hecho de tener una fertilidad normal, y asumen las responsabilidades.

–¿Cómo se vive una sexualidad saludable?

–Hay muchas maneras de definir la sexualidad. Me gusta una definición simple y corta: sexualidad es ser varón o ser mujer. Una sexualidad saludable implica vivir como lo que se es: varón o mujer, y cuidar cada uno de los aspectos de la vida humana. No tenemos solo la dimensión física, también la social, emocional, racional y trascendente. La parte física se cuida con buena alimentación, lo más natural posible, algo de actividad física, equilibrio entre las horas de trabajo y descanso. Una sexualidad saludable también requiere que la “dirección” del actuar la ejerza la dimensión racional, siguiendo lo que la inteligencia nos muestra como bueno y aplicando la voluntad para que haya coherencia entre lo que pienso y lo que hago. Si el comportamiento de una persona no es acorde a sus creencias, genera fracturas, desequilibrios en la esfera emocional, psíquica, social e incluso física.

–¿Qué nos aporta esencialmente la sexualidad?

–La sexualidad nos brinda la posibilidad de entablar una pareja. Como el varón y la mujer son complementarios, pueden experimentarse una fusión muy profunda tanto en el plano físico –en el que las relaciones conyugales consuman dicha unión– como en las demás dimensiones. En el matrimonio, vivir una sexualidad sana implica promover el incremento de la comunión conyugal a través del diálogo, el respeto recíproco, la responsabilidad común y el dominio de sí mismo; y exige fidelidad. Además, la unión conyugal puede enriquecerse con valores como la ternura y la afectividad que, como dijo el gran filósofo Karol Wojtyla, constituyen el alma profunda de la sexualidad humana.

–¿Cómo han recibido aquí las parejas el tratamiento natural?

–Se muestran felices con esta nueva propuesta de salud sexual y reproductiva. Es ecológica, económica, efectiva y no tiene efectos adversos. En la página web se pueden leer testimonios y en Facebook vamos a ir subiendo fotos de los muchos bebés que ya nacieron en Paraguay con ayuda de la naprotecnología.

–Pero habrán casos que no fueron exitosos.

–El aprender a automonitorear el ciclo sexual, pudiendo determinar así los días fértiles e infértiles, y detectar signos y síntomas de enfermedades subyacentes que pueda estar alterando la fertilidad es –de por sí– un éxito. Luego está la información que puede ser utilizada para buscar, posponer o evitar un embarazo. Lograr diagnosticar la causa o causas de infertilidad es muy beneficioso. Si esta causa tiene tratamiento y se cura la enfermedad subyacente, es otra conquista médica; si se logra el embarazo, es un gran don. Cuando los casos detectados no tienen tratamiento, las mujeres/matrimonios reaccionan con tristeza, a veces frustración, pero siempre con agradecimiento porque obtienen una respuesta al fin. Sin embargo, muchos perseveran y optan por la adopción.

–¿Son fiables las redes para divulgar información científica?

–La página web es para brindar información y poner al alcance de la gente nuestros datos de contacto. Las redes son un medio fantástico de divulgación, aún con la desventaja de que podemos encontrar información no siempre veraz. Pero en la consulta médica se pueden aclarar todas las dudas y rectificar o descartar la información que carezca de base científica.

lperalta@abc.com.py

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