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Se trata de la vieja Cristalería Sajonia, clausurada tras un gran incendio en 1984. “Yo venía a vender botellas y vidrios aquí”, recuerda María Inocencia Rotela (54), una madre soltera oriunda de Tobatí que ha criado a siete hijos y dos nietos, haciendo de mamá y papa.
Afirma que cruzaban por Beterete Cue e iban a Clorinda para traer mercaderías a tope en lanchas cuyos bordes iban al ras del agua. “Peleábamos con la marina. Se les decía correcota a las patrullas de la Armada que nos perseguían por traer harina, aceite y papas”.
La mujer vino a Sajonia a los 4 años en el sector conocido como “Murallón Cue”, un inmenso yuyal rodeado de zanjones.
Con nostalgia señala que iba a comprar al Mercado 9 porque no había súper. “Aquí teníamos muchas fábricas que daban trabajo a la gente” y menciona la fábrica de vidrios, Molino Harinero, Itasa.
Ángela Benítez Stegen, encargada del predio, comenta que la antigua fábrica corresponde al Ministerio de Hacienda y que tiene póras. Sus hijos han visto en varias ocasiones a un hombre totalmente desfigurado, con rostro de muerto y zombie, sentado en uno de los rincones.
El recinto y las instalaciones se encuentran muy deteriorados por la permanente entrada de damnificados, lo que ha ido rapiñando el lugar. Pero todavía se observan la caldera, el horno y parte de la instalación que debería ser una verdadera reliquia, un patrimonio industrial del barrio.
Edelio Cañete, un mecánico, vive allí desde hace 20 años: “Gracias a que estamos aquí esto no se ha desmantelado totalmente”.
Los pobladores del barrio quieren que la vieja fábrica sea recuperada y puesta en valor como un patrimonio histórico y punto turístico de Sajonia.