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Lombardi dio a entender que no tiene intención de replicar a Livieres. “Pero es una reacción muy violenta”, dijo a un periodista. “En efecto –comentó el vocero vaticano–, así tal vez será más fácil comprender por qué había un problema” .
En el sitio, el obispo defendió su accionar en la diócesis, cuestionando punto por punto las acusaciones del Vaticano. En una dura carta dirigida al prefecto de la Congregación para los Obispos, cardenal Marc Ouellet, Livieres dijo, entre otras cosas, que “el Papa tendrá que dar cuentas a Dios”.
Livieres tuvo en junio pasado un fuerte entredicho con el hoy renunciante arzobispo de Asunción, monseñor Pastor Cuquejo, a quien acusó de homosexual y defendió con firmeza a un sacerdote argentino, Carlos Urrutigoity, acusado de pedofilia.
En la nota al prefecto de los obispos, también dijo que fue víctima de una “persecución ideológica” y de un “anómalo proceso”.
“A pesar de tanto discurso sobre diálogo, misericordia, apertura, descentralización y respeto por la autoridad de las Iglesias locales” no “he tenido oportunidad de hablar con el papa Francisco, ni siquiera para aclararle alguna duda o preocupación”, acusó Livieres Plano.
Livieres Plano sigue en Roma y no se sabe cuándo retornará al Paraguay. Cuando arribe convocaría a una reunión de prensa.