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“¡Buen día! (...) Hoy llueve mucho, pero vamos para adelante. Nuestro destino: Asunción y después Foz de Iguazú. Hoy, si Dios quiere, la cena tendrá feijão (porotos). Besos”. Esta fue la última entrada que Rosángela Schiavo (56) subió a su cuenta de Facebook, un par de horas antes de morir.
La experta en biblioteconomía por la Pontificia Universidad Católica de Río Grande do Sul (PUCRS), en Porto Alegre, Brasil, inició el 9 de marzo último un tour con su marido, Antonio Carlos Maia Schiavo (55), funcionario del Hospital de Clínicas de Porto Alegre. Les acompañó otra pareja, y en dos motos recorrieron Uruguay, Argentina y llegaron a nuestro país.
Nunca se habría imaginado que un día de intensa lluvia, y con un raudal sobre la avenida General Santos, iba a truncar sus sueños.
Cerca del mediodía, sobre General Santos y San Antonio, la moto Suzuki V-Strom 650 (color naranja, matrícula JAS 0650), fue arrastrada por la fuerza de las aguas.
Antonio relató a los agentes policiales que pudo sostenerse de una parte del muro por donde caía el agua, sobre General Santos. Su mujer se agarró a él, pero el raudal hacía que golpeara su casco contra el muro, lo que lo dejó semidesvanecido, perdió el pulso y fueron arrastrados.
Dijo que la moto quedó atascada en la boca de un túnel, bajo la avenida Artigas, donde fue a parar y logró salvarse. No así su mujer, quien fue arrastrada.
Zona de peligro
Marta de Chamorro atiende un copetín justo enfrente del agujero que se tragó a la pareja. Fue testigo de la tragedia. “Venían dos motos. Vi cuando se cae la mujer y vi que entraba en la boca (de desagüe) tratando de atajarse de algo y ya no pudo. Otra pareja de motociclistas que venía detrás también trató de ayudar, pero no pudieron”, contó.
Chamorro, cuya familia vive en el sitio hace unos cincuenta años, dice que ya vio casos parecidos allí. Entre ellos el de un motociclista que se salvó, pero perdió su vehículo; y el de una chica, que fue rescatada por la policía.
Tomás González, guardia de seguridad del depósito del Ministerio de Salud frente al desagüe sobre el cauce Las Mercedes, escuchó ayer los gritos de auxilio y pidió socorro a la comisaría contigua. “El raudal era impresionante y a veces es peor. Vi cuando el señor (Schiavo) salía por el costado y corría”, contó. Agregó que durante la intensa tormenta del 26 de febrero un automóvil con una familia a bordo se salvó de ser arrastrada por las aguas gracias a una soga que ataron oficiales de policía.