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“Es criminal desde el punto de vista urbano y lo más terrible aún es que, por presiones de los vendedores informales, estén construyendo esas casillas para formalizarles. Es peligroso, no es transparente, no integra nada. Al contrario, reduce el espacio público. Es para darle el gusto a la gente que ocupó el espacio”.
Estas fueron las expresiones de la arquitecta Stella Maris Romero, profesora de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Asunción. Primero ellos mismos (los políticos) permiten la ocupación de los espacios públicos y luego les formaliza con la construcción de casillas o locales.
“Es una idea loca que se está haciendo para darle gusto a un puñado de gente. Primero se permite lo informal y luego se formaliza. Esta no es la forma de actuar y menos con un espacio tan importante que se dejó para la recreación de la gente”, exclamó tajante la técnica.
“Esos ladrillos salen hacia la calle y quitan visibilidad. Se suprimieron las bocacalles. Será una especie de mercado, por lo que es criminal desde todo punto de vista”, señaló.
La técnica urbano-ambiental añadió que “tenemos una necesidad impresionante de espacios recreativos y no se puede estar sacrificando así”. Solo la muerte es irreversible. La Municipalidad está aún a tiempo para ir a echar todo con un tractor lo que construyó hasta ahora para enmendar este grave atentado, porque si bien apenas tiene cuatro cuadras la avenida, es un pequeño pulmón del barrio”, sentenció.
Recordó que en la década del 90 la Comisión Nacional de Defensa de Recursos Naturales (Conaderna), que se creó en el Congreso, cuando hubo el problema de la basura tóxica impidió que la Comuna colocara pisos a las tres plazas del centro de la ciudad como hizo con la plaza de la Democracia. Iban a matar como hicieron con la plaza de la Democracia, insistió.