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Estaba en el Comando de Ingeniería cuando el entonces presidente (Gral. Alfredo) Stroessner me llamó para hacerme cargo de la Municipalidad de Asunción. Me dio una semana de tiempo para limpiar las calles y arreglar todos los baches. Y así tuve que hacer con nuestros propios medios. Durante esa semana me apoyó, pero después ya nos manejamos solos, expresa.
Recuerda que al encomendarle la misión el dictador le había dicho: En una semana espero que venga para informarme. No quiero encontrar basura ni baches en las calles.
Ante la orden superior recibida, el intendente Pereira Ruiz Díaz debió trabajar día y noche para cumplir con el mandato.
Además, tuve seis meses para reorganizar totalmente la Municipalidad. De aquella vez en más, nunca más recibí el apoyo del Gobierno, pero sí trabajos en forma coordinada, afirma al señalar que en esa época también había 30 roturas de Corposana por día en las calles.
Hablé con el presidente de Corposana y él puso una cuadrilla a nuestra disposición; mientras, la Municipalidad puso un ingeniero y así nos propusimos acabar con los baches, comentó el entrevistado.
Pereira Ruiz Díaz menciona que personalmente recorría las calles por las tardes y, si encontraba un buraco o basura, ya llamaba a la Planta Asfáltica o a Aseo Urbano y advertía: Mañana no quiero ver.
Al día siguiente volvía a pasar y, si algo no estaba bien en la reparación, ordenaba de nuevo que se hiciera el trabajo.
Les controlaba estrictamente a mis colaboradores y los recursos los administraba directamente con el director de Hacienda. Yo veía dónde iba centavo a centavo y qué se hacía con el dinero, dijo.
También recuerda que con los descuentos hechos durante siete años a los funcionarios por ausencias injustificadas y llegadas tardías se pudo construir el Policlínico Municipal, para la atención sanitaria del trabajador municipal y sus familiares.
Mezquinábamos el dinero de la ciudadanía y administrábamos bien. Se rendía religiosamente sobre los viáticos. Así hicimos el primer edificio municipal con recursos propios, sin deber nada, y eso que todavía no recibíamos el impuesto inmobiliario ni los royalties (de Itaipú), concluyó.