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El veterano se prepara para festejar sus 107 años el próximo 15 de julio. Según comentó, nació en el distrito de Santísima Trinidad, Itapúa. Se unió a Froilana Galeano (+) y tuvo nueve hijos.
Mantiene una extraordinaria lucidez. Dentro de su casa casi no se moviliza solo debido a su avanzada edad, pero es ayudado por sus familiares, que lo cuidan.
Tenía 17 años cuando se fue al frente de batalla con sus hermanos Fernando y Pablo. El primero había terminado su servicio militar en Bahía Negra y falleció en la guerra.
Comentó que tiempo después de la contienda, él y su hermano Pablo regresaron al “infierno verde” para buscar el cadáver de Fernando para darle cristiana sepultura.
El veterano mencionó que pasaron terribles momentos en otras batallas, pero lo peor fue cuando estuvieron 19 días en un monte, sin agua y sin comida. “Comíamos hojas de cualquier planta, raíces y para nuestra sed no había otra cosa que nuestro orín o plantas de cactus”, manifestó.
Relató que su hermano Fernando estuvo con el Tte. Adolfo Rojas Silva, cuando lo mataron los bolivianos. “Mi hermano atropelló un destacamento boliviano y mató al centinela, más tarde fue ejecutado por los bolivianos a causa de eso. Aquel hecho fue el que desató la guerra”, recordó don Enrique.
Don Galeano pasó momentos amargos durante la contienda; primero abriéndose camino en las picadas y los cañadones. Estuvo como conscripto en el establecimiento militar de Boquerón, rodeado de fieras y alimañas, rememoró.
De ahí ingresó a la guerra porque justamente el regimiento “General Díaz”, donde prestaba servicio, fue el primero en protagonizar una de las más sangrientas batallas, la de Boquerón. “Muchísimos compatriotas murieron en esos primeros enfrentamientos por falta de armamento”, recordó finalmente.