Se vislumbra un incierto futuro para el programa de almuerzo escolar

El futuro inmediato del programa de almuerzo escolar en las escuelas de Asunción está en la incertidumbre, luego de que, el viernes pasado, el MEC denunciara al consorcio proveedor por la supuesta comercialización de alimentos nocivos y estafa. La denuncia dice que se encontraron restos de coliformes fecales en una muestra analizada.

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¿Qué pasará el miércoles cuando los alumnos regresen a clases? Según el MEC, eran 25.881 los niños de 77 escuelas, de los distritos asuncenos de La Encarnación, Santísima Trinidad y San Roque, los que recibían a diario un plato de comida caliente, una ensalada y una fruta, gracias a este programa. Según el consorcio Empresa Paraguaya de Alimentación, integrado por las empresas O & R Distribuidora y Proyectos Digitales, los beneficiarios son 26.600 alumnos.

Luego de presentar la denuncia ante la Fiscalía, el viernes pasado, el servicio de provisión de comida a los niños no se cortó. Sin embargo, muchos no comieron por indicación de sus padres, al enterarse de la noticia , que se difundió en horas de la mañana.

La directora de la Unidad Operativa de Contrataciones del MEC, Gloria Núñez, indicó que en tres semanas se hará una nueva convocatoria para, por la vía de la excepción, hacer una compra directa de comida, de manera a cortar el servicio en la menor cantidad de tiempo posible y no perjudicar a los beneficiarios.

El consorcio EPA, cuyo representante legal ante el MEC es Luis Fernando Castro, empezó a proveer este servicio el 19 de marzo. Su contrato era por sesenta días hábiles, con lo cual se estima que -teniendo en cuenta los feriados y asuetos- el programa se extendería hasta junio. Por este servicio, la firma cobró ya un adelanto del 50% del total de su contrato, que es por 16.795 millones de guaraníes.

Si bien la empresa soportó desde el principio quejas permanentes de diferente índole, de parte de diferentes escuelas, todos los beneficiarios quieren contar con el servicio, si este es eficiente. Las quejas iban desde comida en mal estado, cruda, mal cocida o insuficiente. Muchas de estas quejas, según Carlos Duarte, de EPA, se originan en las especificaciones del pliego de bases, que indica los ingredientes específicos y el tamaño de las porciones que se deben servir y que no son del agrado de los consumidores.

Pero EPA no quiere dejar de proveer el servicio, a pesar de la denuncia, y buscará que el contrato no se rescinda, ya que asegura que su comida no tiene coliformes fecales, y para probarlo distribuyó copias de un análisis realizado por el Laboratorio Riera, sobre una muestra de albóndigas.

Para cuando los niños vuelvan a clases, este problema deberá estar resuelto.

Compra directa

La presentación de esta denuncia da pie a que el MEC busque ahora hacer una nueva compra directa, mientras sigue en curso otro llamado a licitación para comprar alimentos deshidratados, que serán distribuidos en las escuelas de Asunción en el segundo semestre del año lectivo y hasta el 2014.

Este proceso también está cuestionado, ya que hubo protestas de un participante por falta de claridad en los pliegos. Además, la directora general del Instituto Nacional de Alimentación y Nutrición, Laura Mendoza, señaló en un informe que “los alimentos deshidratados no son recomendados, pues no condicen con las recomendaciones de las Guías Alimentarias del Paraguay, en que se prioriza el consumo de alimentos frescos y naturales”.

También afirma que las proteínas y vitaminas son desnaturalizados en el proceso al que se someten los alimentos y que no respetan la cultura local.

Eduardo De Gásperi, director de la Dirección Nacional de Contrataciones Públicas, también emitió una circular en la cual afirma que de mantenerse la intención de adquirir alimentos deshidratados para las escuelas, “será realizada bajo entera responsabilidad de las convocantes”; es decir, el MEC.

Desde las escuelas también hay voces de protesta, ya que las directoras y maestras dicen que a muchos niños no les agrada la comida deshidratada y además se quejan de que esto obliga al plantel docente a dedicarse a tareas que no les corresponden, como cocinar y lavar platos.

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