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Pa’i Cristóbal dijo que su ida responde a un sentimiento vocacional de disponibilidad para toda la Iglesia universal. Esta decisión fue agradecida por el superior general, quien luego dispuso su traslado al continente africano.
Marruecos es un país musulmán de 30 millones de habitantes, de los cuales 30 mil son cristianos. La parroquia donde va a trabajar cuenta con solo 50 cristianos. El sacerdote de 50 años llegó a nuestro país el 15 de octubre de 1984. ‘‘Estoy por cumplir 18 años como paraguayo’’, expresó con orgullo, aunque la nacionalidad lo haya conseguido solo después del golpe de 1989.
‘‘Yo no me siento un misionero español que cambia de destino, sino un paraguayo que es enviado por la Iglesia paraguaya a Marruecos’’, remarcó. Su gran deseo es volver algún día para comer la mandioca, escuchar música paraguaya y gritar a todo pulmón las victorias de la Albirroja.
Desde su arribo al país, López trabajó en el colegio Monseñor Lasagna, en el oratorio San Luis; luego fue delegado inspectorial (animador) de la Pastoral Juvenil de todo el Paraguay. Asumió la dirección del Boletín Salesiano; además trabajó en comunicación social. Fue director de radio Cáritas y redactor de Sendero. También dirigió la Parroquia Domingo Savio. Dejó el cargo para ser padre Inspector de los salesianos en Paraguay y luego fue designado director del Colegio Mons. Lasagna, cargo que ejerce hasta hoy. López indicó que nunca olvidará la calidez y la amistad de los paraguayos.
CON LOS JOVENES
El pa’i Cristóbal estuvo muy identificado con los jóvenes, quienes siempre encontraron en el religioso el afecto, el consejo oportuno y la amistad sincera. ‘‘También me he sentido muy querido en la Iglesia del Paraguay, con gesto de mucha deferencia conmigo de parte de los obispos. Nunca olvidaré el haber formado parte del comité central de preparación de la visita papal’’, puntualizó.
A los jóvenes paraguayos, el sacerdote pidió que sean generosos, que se comprometan con el país y que pongan todo el esfuerzo para salir de la miseria y el atraso. Finalmente, instó a los mismos a ser cristianos coherentes y si reciben el llamado de Dios que acepten, e incluso, que sean valientes para llevar el evangelio a otros países.