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Desde el 17 de abril, la Municipalidad de Asunción contabilizó 17.788 familias damnificadas por los avances del río Paraguay hacia los bañados Norte y Sur de la capital. Las personas afectadas por la crecida abandonaron sus hogares y se resguardaron en viviendas alquiladas y refugios provisorios habilitados tanto por la Comuna como por la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN).
A cuatro meses y nueve días de haberse iniciado el éxodo de familias, el nivel del río –según datos de Meteorología– registró un considerable descenso, manteniendo su tendencia.
El descenso de las aguas hizo que varias familias abandonen sus lugares de refugio y retornen a sus viviendas en los bañados. El sector sur de la ribera es el más perjudicado aún, mientras que el norte, que no solo sufrió la crecida del río y también padeció los efectos del desborde del Mburicaó, se ve menos afectado.
A diferencia de la salida de los bañados, el retorno de los damnificados se produce en forma lenta ya que, a medida que van secándose las casas, los pobladores inician el proceso de retorno.
Los efectos de la humedad y la basura esparcida por las calles y los patios de las viviendas son la constante. El olor a animales muertos y a basura hacen que la limpieza de las casas y calles sea una tarea desagradable.
En algunos casos, se puede observar a familias que reconstruyen las paredes de las casas que se derrumbaron tras haber sido anegadas. Sin embargo, los pobladores saben que esta solución podría ser provisoria en vista a que la Dirección de Meteorología pronostica la venida del fenómeno climático “El Niño”, que trae consigo intensas lluvias, para los tres últimos meses del año.
Pese a que el retorno es efectivo, el panorama es incierto en los bañados. La lucha por sobrevivir sigue siendo el denominador común entre los pobladores que, aparte de reconstruir sus viviendas, deben buscar alimento para su familia.