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CAPIATÁ (Antonia Delvalle C., corresponsal). El director del Instituto Nacional del Cáncer, Dr. Nicolás Aguayo, calificó como un nuevo “atentado” de médicos antiguos contra la dirección general y los nuevos especialistas las denuncias de resultados erróneos de tres casos: dos tumores malignos que se informaron como benignos y uno benigno como carcinoma (maligno).
De esta forma, se toma con ligereza una situación que puede atentar contra la vida de los pacientes, pues para tener un acertado tratamiento requieren que el informe anatomopatológico sea lo más acertado posible.
El profesional ni quiso que publiquemos su versión, aduciendo que ya queda a cargo de Asesoría Jurídica y que también el Dr. Fernando Llamosa, del Ministerio de Salud, va a investigar el caso. Sin embargo, por medios radiales demeritó las denuncias.
Llamosas dijo que la intervención se inició el jueves y el lunes pedirá unos informes para avanzar. Aclaró que es para dilucidar el caso de la avería que sufrió el nuevo equipo de inmunohistoquímica y equipos en general del departamento.
Solo al ser insistido sobre la importancia de que no existan dudas de un resultado, señaló que también investigarán el caso y reconoció que puede haber error humano en medicina.
Dijo que se quiere desconocer la calidad de un médico joven, el Dr. Gabriel Lezcano, jefe del Departamento de Anatomía Patológica, quien reemplaza al experimentado Dr. Carmelo Caballero.
Resultados erróneos
Uno de los casos afecta a un joven de 20 años. Su informe, que lleva la firma del Dr. Lezcano, habla de un proceso inflamatorio granulomatoso benigno, por lo que recomendaba tinciones (técnica para mejorar el contraste en la imagen) para determinar la existencia de algún microorganismo.
Sin embargo, clínicamente el médico tratante determinó que tiene una lesión maligna. Esto es avalado por un nuevo estudio practicado a la misma biopsia por el Dr. Caballero, quien refiere que se trata en realidad de un tumor germinal maligno en la zona central del tórax.
Otro caso, es de un errado diagnóstico de carcinoma infiltrante de cuello uterino, con base en el cual se autorizó al médico tratante al vaciamiento del útero. Sin embargo, como clínicamente no se veía el tumor, este pidió una revisión y resultó que la afección no requería extirpación.
Además, se practicó una punción de tiroide a un paciente, con resultado benigno. La extirpación se trató como un caso benigno, pero luego el resultado final anatomopatológico señaló que era un carcinoma.