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SAN LORENZO (Antonia Delvalle C., corresponsal). La enfermedad, como se suele decir, no sabe de color, posición económica ni tampoco de profesión. Tal es el caso del cirujano Ricardo Esteban Morales Rivas, una de las seis personas que esperan por un trasplante de hígado en el país, ya que quien fue la séptima, una joven de 20 años, falleció a finales de 2018. Son 140 las personas que aguardan donantes de órganos, entre ellos de riñón, pero para corazón e hígado son indicaciones terapéuticas vitales y cada día cuenta.
El médico es cirujano general especializado en cirugía biliodigestiva en Uruguay, donde dijo integró el primer equipo de trasplante junto al doctor Edgardo Torterolo. Es especialista en cirugía de trauma y de urgencias, es parte del staff del Hospital de Clínicas, además de ser médico especialista en medicina legal y ciencias forenses.
Morales Rivas es médico y jefe de guardia en el Hospital de Trauma, cirujano y docente en la 2ª Cátedra de Cirugía del Hospital de Clínicas, docente de Anatomía Humana en la Facultad de Ciencias Médicas de la UNA, donde enseña el primer y quinto cursos, con libros que el mismo elaboró, y es médico forense coordinador de tanatología del Ministerio Público.
Pese a su gran formación, dedicado siempre a los pacientes y alumnos, su enfermedad la descubrió casi por casualidad, en el laboratorio de un sanatorio privado. Comentó que estaban probando nuevos equipamientos y el laboratorista le ofreció hacerse estudios, detectándose niveles elevados de fosfatasa alcalina, que indica una probable lesión en el hígado; un tiempo después apareció prurito y picazón.
Hace 20 años le hicieron la biopsia, cuando en una oportunidad vino de Francia el doctor Nelson Arellano, actual jefe de la Unidad de Trasplante Hepático de Hospital de Clínicas, quien ejercía la profesión en el país europeo. Le diagnosticó colangitis esclerosante primaria, una enfermedad progresiva, pese a tratarse, entonces y actualmente con un medicamento que se trae del exterior, antes de Francia y ahora de la Argentina.
Refirió que pese a los achaques de la enfermedad siguió enseñando, operando, tratando de dar siempre lo mejor de sí, aunque actualmente está de “vacaciones”, a la espera de un donante. Tiene la convicción de que tiene aún mucho que dar al país y a sus cuatro hijos: Ariel de 25 años, estudiante del quinto año de medicina, Giselle (20), primer año de medicina, Ariane (14) que este año empieza la educación media e Iván (12), 7° grado.
Reveló que su familia está muy ansiosa al igual que él, así como el paciente que vive el día a día las complicaciones, las internaciones, las altas médicas. El médico acotó que es un cambio de paradigma y estilo de vida no solo del paciente sino de todo su entorno.
Señaló que la enfermedad tiene un progreso relativamente lento, que permite la medicación para cierto control de la enfermedad, pero que sabía que 20 años después iba a necesitar de un trasplante, irreversiblemente. Señaló que afortunadamente ya se realiza el complejo procedimiento en nuestro país, pero falta hacerle entender a la gente, con mucha paciencia y una educación intensa, que donar órganos salva vidas.
Donación, un problema
Asimismo, acotó que las autoridades ministeriales y del Gobierno central deben hacer flamear la bandera a favor de los trasplantes, porque se sabe que para medir el nivel de un país se hace a través de la cantidad de trasplantes que realiza. Dijo tener una alta confianza en el equipo de trasplante del Hospital de Clínicas, que no tiene nada que envidiar al Primer Mundo en cuanto a formación, pero que necesitan más apoyo. “Mucha gente está esperando y esperanzada como yo, creyendo en el país de que en algún momento va a tener la oportunidad sea como sea de seguir con sus vidas normales. Agradezco a Dios y a la gente, por la esperanza”.
Por su parte el jefe de la Unidad de Trasplante Hepático de Clínicas, Dr. Nelson Arellano, mencionó que la donación sigue siendo un problema. Añadió que se dio un paso importante con la promulgación de la Ley Anita (promulgada el año pasado) y que actualmente está en proceso de reglamentación, por lo que mientras esto no suceda es inaplicable la normativa que convierte en donante a cualquier persona fallecida, a menos que deje constancia de lo contrario.
Informó que actualmente están en lista de espera seis pacientes, ya que la séptima, una joven de 20 años, falleció a la espera de un donante a finales de 2018, atendiendo que por lo general son pacientes que tienen una esperanza de vida que no va a más allá del año.