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Un sendero de dos kilómetros fue adornado con 3.500 candiles y antorchas. El recorrido se inició en la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús y estaba previsto que culmine en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, lo cual aún no ocurría en el momento en que se cerraba esta edición.
Los participantes caminaban al mismo tiempo que rezaban al son de matracas, cantos y lamentaciones de los estacioneros, como dicta la antigua tradición.
Alrededor de 400 personas trabajaron incansablemente desde el Miércoles de Ceniza hasta el Sábado Santo para realizar esta puesta en escena litúrgica: ensayos, preparación de vestuarios, reuniones, prácticas musicales y ajustes del guión.