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En diciembre del año pasado la Secretaría del Ambiente (Seam) declaró contingencia ambiental a nivel país. A partir del 15 de enero al 22 de mayo, los 250 municipos del Paraguay debían presentar su plan de gestión ambiental con el fin de disminuir los efectos de los fenómenos climáticos y precautelar la salud de la población combatiendo los virus como dengue, chikunguña y zica.
Sin embargo, solo 105 municipalidades (42%) se interesaron y presentaron en tiempo y forma su plan de gestión ambiental.
La Seam actuó tibiamente ante la burla de las comunas, y no remitirá a la fiscalía la lista de los municipios en falta. Mediante una resolución los premió, otorgándoles una prórroga de 45 días más. En tanto, la contaminación sigue tomando los cauces hídricos. Un ejemplo es el arroyo Tayazuapé, que cruza el límite de las ciudades de San Lorenzo y Capiatá. El curso de agua ayer tenía un color rojo intenso y olor nauseabundo. Este arroyo también es utilizado clandestinamente como vertedero de basuras, denunció un vecino de la zona, Ricardo Domínguez.
Los municipios de Capiatá y de San Lorenzo, ni siquiera tienen desagüe cloacal. Esa última, ni se preocupó en presentar su plan de contingencia ambiental. La Seam, lejos de intervenir y derivar la lista de morosos a la fiscalía para ser sancionados, les premia otorgándoles 45 días más de plazo.
Fiscalía ambiental
Los pobladores alertaron de la contaminación del citado afluente al Ministerio Público y lo calificaron como “arroyo de sangre”. El agente fiscal Jorge Sosa, junto con su colega Sara Torres, allanaron ayer la Compañía Paraguaya de Levaduras SA (Copalsa), ubicada en las inmediaciones de dicha corriente, para su revisión, ya que los vecinos le señalan como responsable del caso.
Sosa ordenó que se tomen muestras del agua, para ser analizadas en el laboratorio del INTN. Los resultados estarán disponibles dentro de 15 días. Otros habitantes acusan que una matadería que está en el área sería la contaminante del arroyo.
El gerente de Copalsa, Walter Rojas, indicó que durante el último incendio que sufrió la empresa en la noche del lunes, uno de los caños que conducen a la planta de tratamiento tuvo fuga y que los desechos se filtraron al desagüe pluvial que luego fueron a parar al arroyo Tayazuapé y lo tiñó de color rojo, con colorante.