La sacrificada vida de gancheros de Cateura para ganarse el sustento

Miles de familias paraguayas emigran del campo hasta Asunción para ubicarse en los alrededores del vertedero Cateura, en el barrio San Miguel. Berta de Jesús Ramos, madre de dos hijos, es una de ella. Nos cuenta que es muy sacrificado el trabajo de "ganchera" o recicladora de basura.

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Berta de Jesús Ramos, de 35 años, nos dijo que vino de Mbuyapey, departamento de Paraguarí, hace como 15 años, en busca de trabajo, a Asunción. Como no concluyó ni la primaria, le fue muy difícil conseguirlo, entonces, empezó a trabajar como ganchera o recicladora de basura en el vertedero Cateura y al poco tiempo tuvo una hija, siendo soltera, cuyo nombre es María Elizabeth, de 11 años. "Siempre trabajé de noche. Es muy sacrificado ganarse la vida siendo recicladora. Aguanto todo tipo de olores, porque en el lugar donde estoy, en promedio, unas seis horas es muy insalubre. Pero la necesidad de mantener a mi hija es mayor, entonces, me resigné a vivir del reciclado que hacía de la basura que volvía a vender", nos comentó, a la vez de agregar que actualmente hay como cinco organizaciones de gancheros en Cateura.

Nos dijo que hace como dos años volvió a formar pareja con Carmelo Ortiz, con quien tiene un hijo de nombre Carlitos, de 2 años. "No es fácil la vida, pero procuramos salir adelante. El Gobierno no nos ayuda para nada, pero no perdemos la esperanza", nos dijo, mientras exhibe la vivienda construida de chapa, cartón y maderas recicladas. Añadió que el techo de su casa tiene muchas goteras en días de lluvias y que no les deja descansar cuando regresan de su trabajo.

En el brasero ubicado cerca del lugar donde charlamos con Berta de Jesús, hervía el puchero que revolvía con frecuencia.

"Estoy preparando vorivori de puchero, que es muy rico cuando hace frío. A mis hijos les gusta el caldo y trato de prepararles la comida que les gusta", manifestó sonriente, dejando ver sus pocas dentaduras. Mientras, su hijo pequeño jugaba en el patio con la bicicleta.

Luego se dirigió hacia donde había un montón de ropa sucia apilada en el patio cerca de una canilla y se puso a lavarla. "Por lo menos tenemos agua potable en este lugar tan insalubre. Y eso es gracias a que estamos organizados; hace unos años, no teníamos agua", nos dijo a la vez de agregar que en los días de mucho viento llega hasta la casa el polvillo de basura del vertedero y ni qué decir el olor nauseabundo que despide la gran cantidad de basura acumulada durante décadas en el lugar.

Doña Berta acotó que en el vertedero recicla plástico, aluminio, cartón, diario, todo tipo de envase de vidrios, para volver a venderlos.

"Junto todo lo que se pueda reciclar y en el mismo lugar de recolección vienen los compradores que luego se encargan de llevar a las fábricas de vidrio, de madera o de plástico. Así vivimos en el barrio San Miguel de Cateura, donde hay muchas necesidades, pero muy poca ayuda gubernamental", lamentó.

Añadió que, si bien trabaja mucho con su actual pareja, no les alcanza para comprar ni las mínimas necesidades como cocina a gas, televisor y otros aparatos, pero está agradecida que a sus hijos no les hace falta nada para comer diariamente ni juguetes usados, porque en su lugar de trabajo frecuentemente puede obtener a bajo precio.

Su hija mayor Elizabeth se va a la escuela cercana al lugar donde reciben merienda y útiles escolares en forma gratuita, según nos informó. Ella se queda a cuidar a su hermanito en la casa cuando por la noche ña Berta y su pareja van a trabajar toda la noche. "Hay días en que les llevo, pero sufren mucho, por eso prefiero que se queden a dormir tranquilos en la casa", concluyó Berta Ramos.

TRABAJAN EN CONDICIONES INSALUBRES

Carmelo Ortiz nos dijo que se desempeña como secretario general del turno noche de la Organización de Gancheros del Vertedero Cateura, que cuenta con 150 socios. El dijo que entran con sus compañeros en el vertedero a trabajar desde las 17:00 hasta las 6:00 del día siguiente. Después trabajan los asociados de las otras cuatro organizaciones de gancheros.
‘‘Nos manejamos en condiciones insalubres, pero es la única fuente de trabajo que la gente humilde y trabajadora como los gancheros puede ganarse la vida en forma honrada’’, apuntó don Ortiz, a la vez de agregar que las necesidades que tienen son muchas.

Observando los alrededores del barrio desde su casa, dijo: ‘‘La pobreza es palpable en la mayoría de las familias que viven aquí, donde hay muchos niños. Por si todo fuera poco, el frío ha llegado por anticipado a nuestro país’’, significó.

Refirió que toda la comunidad de los barrios Santa Ana, Roberto L. Petit, del Bañado Sur y algunas familias de Lambaré van a Cateura para rebuscarse de materiales reciclados. ‘‘No sé qué va a pasar con todas las gentes que no están organizadas porque quedarán fuera del proyecto de ayuda a los gancheros. La organización es importante porque unidos se puede conseguir más cosas que luchando en solitario’’, significó, a la vez de agregar que los organizados son como 750 personas, y, agregando sus respectivas familias y los particulares, hay unas mil personas.

Resaltó que es lamentable que la gente del Gobierno piense que la economía del país está mejorando. ‘‘No sentimos en carne propia nosotros en Cateura ninguna mejora que se haya hecho en el país. Al contrario, la gente es más pobre, mientras el presidente (Nicanor) Duarte Frutos y todos los que le acompañan en el poder están cada vez mejor’’, concluyó.
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